La Policía Nacional ya dispone de un dato concluyente que apuntala la hipótesis del homicidio en el caso del bebé muerto que apareció el martes en la orilla del río Arlanzón. La autopsia ha revelado que el niño -era un varón- nació vivo y con un peso que entra dentro del rango de la normalidad tras una gestación de 40 semanas. Es decir, el embarazo de la mujer que lo dio a luz había llegado a término.
Esta información avala la tesis a la que apuntaba la Comisaría desde el descubrimiento del cuerpo del bebé: que podía tratarse de un homicidio. Si la autopsia hubiera revelado que nació muerto, el tipo penal aplicable al caso hubiera sido distinto, el de abandono de cadáver, que acarrea penas de cárcel no superiores a los tres años. Pero la realidad es que todo indica que se trata de un infanticidio.
El examen de los forenses del Instituto de Medicina Legal no ha determinado aún la causa exacta de la muerte, pero en principio descarta que se trate de un ahogamiento. Tampoco han aparecido en el cuerpo señales externas de violencia.
En la Policía Nacional son conscientes de que se enfrentan a un caso difícil de resolver. Lógicamente, todos los esfuerzos se centran en encontrar a la madre del bebé. En este sentido, los investigadores trabajan con un perfil muy concreto: el de una joven poco integrada y con miedo a la reacción familiar. De ser una chica conocedora de recursos como la píldora del día después, del aborto o de las redes de acogida de recién nacidos seguramente no hubiera ocurrido lo que ha ocurrido.
El abandono y muerte del recién nacido denota también que no confiaba en sus familia más cercana si es que la tenía. Tampoco se descarta que pudiera haber tenido ayuda de alguna otra persona.
Así las cosas, las posibilidades de dar con ella dependen, sobre todo, de personas cercanas que, pese a no haber sido informadas del embarazo, sí sospecharan de que lo estaba y ahora acudan a la Policía Nacional para relatar lo que sabían. La alerta enviada a los centros de salud y hospitales -públicos y privados- puede dar sus frutos siempre y cuando la mujer hubiera hecho seguimiento de su embarazo, aunque no haya ido al ginecólogo de forma permanente.
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