Imparable. Ejercicio tras ejercicio, la viticultura ecológica se consolida como una opción de peso en la Ribera del Duero. De las apenas cinco bodegas adscritas a la denominación de origen que comercializaban vino certificado como ecológico en el año 2018, se dio un salto considerable a lo largo de 2022 al aumentar a 23, luego se produjo otro crecimiento hasta las 41 firmas que había inscritas en 2023 y en este momento ya se contabilizan 54, según el registro del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León (Caecyl) y los datos que manejan en el sector vitivinícola. Esto supone una subida del 30% respecto al año pasado.
Esta evolución también se refleja a nivel nacional, donde ya hay más de 149.500 hectáreas de viñedo ecológico, de acuerdo con las cifras del Ministerio de Agricultura, lo que representa un aumento del 5% en comparación con las 142.176 hectáreas que en 2022 se cultivaban bajo la conciencia de mantener la fertilidad del suelo a largo plazo, incrementar la biodiversidad y minimizar el uso de químicos en el campo. La tendencia al alza se hace más evidente si se echa la vista más atrás en el tiempo, de modo que si se compara con 2013, el incremento asciende al 79%.
En el caso concreto de la Ribera del Duero, a las 54 bodegas con viñas certificadas en ecológico se suman otros 93 viticultores, cuyas parcelas se reparten por multitud de localidades de toda la comarca. En torno a una veintena se localizan en Aranda de Duero. Después, le siguen otros municipios como Gumiel de Mercado, Roa de Duero, Adrada de Haza, Sotillo de la Ribera o La Horra. En la lista también figuran Fuentenebro, Fuentelcésped, Fuentemolinos, Tubilla del Lago, Pardilla, Quintana del Pidio, Pedrosa de Duero, Santa Cruz de la Salceda, Fuentespina, Campillo, Moradillo, Guzmán, Mambrilla de Castrejón u Olmedillo de Roa, entre otros tantos. En general, todos coinciden en la importancia de cuidar los suelos lo máximo posible al reducir el uso de químicos y en lograr vinos que definen como más auténticos. A ello se suma la creciente demanda que experimentan estos vinos a nivel internacional.
La apuesta por los vinos ecológicos en la Ribera sube un 30%Alejandro Catalina | Trabajador en Bodega Hnos. Páramo Arroyo
"El consumidor busca este tipo de productos"
Entre el medio centenar de bodegas que cuentan con sus viñas certificadas en ecológico destaca Hermanos Páramo Arroyo, en Pedrosa de Duero, una de las primeras en apostar por esta modalidad en el año 2002. Alejandro Catalina, uno de sus trabajadores, admite que no fue fácil. "Hoy, con las grandes bodegas subidas al barco, hay muchas opciones, pero hace más de 20 años había que buscarse la vida", relata, mientras detalla que utilizaban purines de hierba o salvia para que la planta creciese fuerte. Era la forma de aportarle vitaminas. "Ahora todo ha cambiado mucho", continúa, mientras defiende que el motivo de cultivar todo su viñedo en ecológico no es otro que su "compromiso con el medio ambiente". A su juicio, la agricultura camina por la senda de emplear menos químicos. Pero no sólo eso. De alguna manera también representa una filosofía y sobre ella gira todo el trabajo de esta bodega, que cuenta con 35 hectáreas de viñas, la mayoría en Pedrosa y también en Roa.
Preguntado por sus ventajas e inconvenientes, Catalina apunta que "al principio, los ecológicos eran vistos como los raritos". Algo que hoy se ha más que superado. De hecho, constata que la demanda es creciente y que "ahora los consumidores buscan este tipo de productos". En líneas generales, subraya que los vinos ecológicos se venden "mejor" fuera de España, al menos "se valoran más". Por ejemplo, en Alemania o Canadá. En su caso concreto, exportan alrededor del 40% de su producción, principalmente a tierras germanas y canadienses, así como a Suiza, Japón y Dinamarca. Entre las ventajas, Catalina también destaca que "lo bueno es que la uva que entra sana lo hace con una fuerza increíble, con un toque de pureza, de terroir, de expresar lo que es el tempranillo".
Carmen Basconcillos | Directora de Dominio Basconcillos
"Este cultivo es muy positivo para los suelos"
Dominio Basconcillos también ha sido una bodega pionera en certificarse como viñedo ecológico, un paso que dieron en 2004. Su directora, Carmen Basconcillos (junto con su hermana María José), cuenta que al principio de su historia vitivinícola, su padre José María comprendió las ventajas de su ubicación a casi 1.000 metros sobre el nivel del mar, en Gumiel de Izán. "Con el deseo de elaborar un vino único y representativo de su terruño de origen, decidió trabajar para conseguir un viñedo en ecológico, con la visión de que ese esfuerzo se vería recompensado en vinos más vibrantes, elegantes y representativos".
Así, guiadas por este legado, sus dos hijas consideran que la viticultura ecológica "nos aporta una mayor calidad a nuestros vinos, ya que la mínima intervención da como resultado caldos más auténticos y complejos". Además, como subraya Carmen, este tipo de cultivo "ha demostrado ser muy positivo para la conservación de los suelos, ya que promueve su mejor salud". A ello se suma el fomento de la biodiversidad autóctona, al tiempo que se reduce el impacto medioambiental. "Y, añadiendo nuestras prácticas de sostenibilidad, trabajamos por crear un ecosistema equilibrado y resiliente con el que dotamos al viñedo para adaptarse a los cambios del clima a los que nos enfrentamos", añade. La conjunción de estos factores se traduce, a su juicio, en una "mayor expresión del terruño en nuestros vinos, reflejando de manera más auténtica las características únicas del suelo, el clima y el entorno del Alto del Cura", como indica Basconcillos, en cuya bodega cuentan con 70 hectáreas de viñedo y de donde salen tres vinos, cuyo objetivo final es que sean "placenteros y deleitables para todos los paladares".