Desde Miranda de Ebro se desplazaba ayer Abel Hernani Cruz en dirección a la gran protesta del campo que se está desarrollando hoy en Madrid. Este último año ha tenido que cerrar su explotación familiar de vacuno debido a que resulta inviable, aunque sueña con poder reabrirla en el futuro. Mientras, su colega Adrián Ruiz llegaba con el tractor procedente de Dobro (Los Altos) con la intención de que su voz se escuchase en la capital del país y, en su caso, avanza que tampoco le quedará más remedio que quitar las ovejas en cuanto se jubile su padre.
Ambos profesionales se quejan especialmente de la situación que atraviesa la ganadería y ellos, que lo han vivido desde pequeños, aseguran que resulta imposible vivir en este momento del sector. Sirven de ejemplo perfecto para evidenciar que aunque los jóvenes se quieren quedar a vivir en el medio rural y dedicarse al mundo del campo se trata de una carrera de obstáculos. «No me quedó más remedio que quitar las vacas y ahora soy solo agricultor, quiero volver a poner ganado más adelante dependiendo de cómo estén las cosas», expone Abel, de 25 años. Le genera muchísima pena ver toda la granja vacía, esa que levantaron con tanto esfuerzo sus familiares.
Sin embargo, Abel no pierde la esperanza y confía en que la situación cambie pronto para poder cumplir su sueño de gestionar la granja. De hecho, ya piensa en todas las posibles mejoras que se pueden realizar en la instalación. «Las cuentas no salían, no se podía mantener y eso que teníamos carnicería propia; se pagan los mismos precios que hace 40 años y los costes están disparados», comenta. Ahora se centra en la agricultura, aunque cree que «por algún sitio esto va a estallar» a la vista de los precios del mercado y las dificultades que se han puesto. Mientras, lamenta que desde las administraciones no se pongan soluciones urgentes viendo la dimensión del problema al que se enfrentan.
Por otro lado, Adrián, de 30 años, reconoce que aún mantiene su rebaño «pero viendo cómo están las cosas enseguida lo dejo». Avanza que en cuanto se jubile su padre tiene pensado retirar las ovejas debido a que no resulta viable económicamente. «Estás todos los días del año trabajando para no sacar nada», lamenta. Ellos producen la mayor parte de lo que gastan luego para el ganado, pero en el momento en el que tienen que comprar pienso ya no resulta rentable viendo que los costes se mantienen disparados. «Con las ovejas no voy a seguir y con el campo a ver si nos dejan al precio que están las cosas... en cualquier fábrica ganas más y estás ocho horas», argumenta (...).
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