El Burgos regresó ayer a los entrenamientos después de recargar pilas. Los blanquinegros miran al horizonte con optimismo tras los resultados y las sensaciones positivas que transmitió el equipo en los últimos encuentros, aunque saben que deberán comenzar con fuerza si no quieren sufrir en sus carnes la cuesta de enero. El inicio de 2024 que tiene el Burgos CF es de los de los exigentes, de esos que el equipo debe afrontar con los cinco sentidos para no verse superado por los acontecimientos.
El primero de los compromisos a los que el cuadro burgalesista debe hacer frente es la eliminatoria de Copa de los dieciseisavos de final frente al Mallorca. Se jugará el 7 de enero a partir de las 12,00 horas en El Plantío y sobre todo será un duelo para disfrutar y repleto de ilusión.
Aunque una vez reanudada la liga llegará el más difícil todavía. El primero de los rivales que los de Jon Pérez Bolo se van a encontrar en el camino es el Real Valladolid. Se trata de un choque ante uno de los equipos más fuertes de la competición, además de ser el vecino con el que existe una importante rivalidad.
Después de jugar en El Plantío ante el conjunto pucelano, llegará el turno de visitar Butarque, en la primera vuelta uno de los campos más complicados de la categoría.
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