El vecino Dulzaro

D. ORBAIZ / Aranda
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Natural de Valladolid y afincado en Aranda, este artista emergente combina en su original obra elementos del folclore burgalés como dulzainas y jotas con la moderna música electrónica

El vecino Dulzaro - Foto: Dulzaro

En la Ribera del Duero conviven los tradicionales sonidos de las dulzainas, la percusión y la jota castellana con los novedosos ritmos electrónicos. Quizás sea la influencia de su tierra dura y seca, sus paisajes tan austeros como evocadores, sus duros inviernos y abrasadores veranos, los que hayan motivado a Dulzaro, un artista emergente vallisoletano afincado en Aranda de Duero, a fusionar en su obra la tradición del folclore burgalés con los ritmos de la música electrónica más novedosa: "Una mezcla propia, genuina, honesta conmigo mismo, que aúna el folclore castellano con la música electrónica, que es otra de mis pasiones", explica.

Dulzaro vino a vivir a Aranda por motivos familiares y laborales. "Por un lado, parte de mi familia se fue a Aranda a trabajar y, por otro, quería empezar a formarme en la Escuela de Folclore", cuenta Dulzaro. "Tiene lo mejor de ser una ciudad y lo mejor de ser un sitio pequeño", sentencia. "Por las mañanas voy a clases de jotas con gente mayor y son encantadores conmigo, me siento un arandino más", afirma.

La dulzaina, la percusión y el folclore burgalés actúan como elementos inspiradores arraigados a la vieja tierra, que mezcla con la música electrónica que él compone. "En mi casa se escuchaba música constantemente, mucho rock, pero a mí me llamaba la música tecno", recuerda Dulzaro, que empezó de forma autodidacta, comprando un sintetizador musical para componer con el ordenador.

La Ribera se ha convertido para él en un lugar de trabajo, inspiración y disfrute. "Gente más alegre, gente que me ha recibido con los brazos abiertos y eso se agradece muchísimo", apunta. Durante este verano tiene programada una gira por la zona, pero también se dejará ver por toda la comunidad y fuera de ella. Por ejemplo, este sábado, 13 de julio, actuará en Fuentelcésped, y tiene confirmados conciertos, aún sin fecha, en Baños de Valdearados, Campillo y algún que otro sitio que todavía está por desvelar.

"Con Fuentelcésped tengo una relación de especial cariño porque en mi último vídeo utilicé el traje tradicional del baile del Paloteo, que es el que utilizan los niños de ese pueblo", rememora Dulzaro. "Es un elemento muy icónico del lugar y me sentí muy orgulloso de que me lo prestaran. Además, es precioso", concluye.

Han pasado sólo unos años desde que alcanzó cierta visibilidad y ya ha grabado varios videoclips y empieza a obtener retorno de su trabajo. La Ribera le ha ayudado. "Por ejemplo, en el vídeo que hice en Peñaranda utilicé un montón de figurantes y hubo muchas personas dispuestas a colaborar", ratifica mientras recuerda la cálida bienvenida que le dispensaron, "con los brazos abiertos", sentencia.

"Creo que la clave de haber conseguido empezar a vivir de esto ha sido no tener un plan b, focalizar todas mis fuerzas y energías en ello", desvela. No obstante, mucho antes de pensar en vivir de ello, cuando apenas era un adolescente, ya componía música electrónica porque le gustaba. "Al final, el truco es ser genuino y fiel a uno mismo. Esa es la llave del éxito", considera.

Teatro contra la timidez. Dulzaro empezó a hacer teatro con cuatro o cinco años, porque era muy tímido y sus padres pensaron que eso le ayudaría a superarse a sí mismo. "Mi hermano tenía en la mesilla de noche un libro titulado Teatro para niños en el que había obras de Lorca. Me maravillaba", confiesa.

De hecho, su obra está plagada de influencias del poeta granadino y de su literatura. Hace unos años lanzaba La Tarara, uno de sus primeros sencillos, y en sus composiciones está muy presente la luna y otros elementos característicos del universo del genio. "No sé por qué, pero siempre me he sentido muy identificado con Lorca, con sus obras, con su musicalidad, con su folclore...", reflexiona.