Pese a estar a medio gas, mutilada desde Aranda de Duero hacia el sur, la línea del directo sigue teniendo mucha vida y todo el sentido para un puñado de empresas ribereñas cuyo abastecimiento de materia prima depende de ella.
Son Todoaceros, ArandaCoated y Tubos Aranda, que reciben diariamente entre uno y dos trenes cargados de bobinas de acero. Todas están ubicadas en el polígono de Prado Marina, que en 2016 estrenó un ramal ferroviario absolutamente estratégico para los intereses de estas factorías.
Los datos que proporciona el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) reflejan que a lo largo de todo el 2020 el número de trenes en la línea ascendió a 440. Entre enero y marzo de este año ya han pasado 124, por lo que la proyección se acercaría a los 500 si se mantiene a lo largo del ejercicio.
Todos ellos son convoyes bobineros de las empresas Captrain España, Continental Rail y Renfe Mercancías, que curiosamente se concentran entre martes, miércoles y jueves, cuando se producen dos de cada tres movimientos. Los sábados bajan muchísimo los trayectos y los domingos son anecdóticos.
Desde Aranda Intermodal explican que el volumen de toneladas transportadas fue creciendo claramente entre los años 2016 y 2018, cuando se registró un récord de 212.000. A partir de ahí hubo un leve descenso hasta las 205.000 en 2019 y una caída hasta las 180.000 en 2020, un ejercicio marcado por la pandemia.
Afirman además que "si no fuera por los trenes, empresas como Tubos Aranda y Aranda Coated no estarían emplazadas aquí, sería inviable". A través de las vías estas empresas siderúrgicas son capaces de recibir 800 toneladas de una vez, con enormes bobinas de 22 toneladas cada una. Si tuvieran que colocarlas en camiones tráiler el coste se dispararía, porque necesitarían flotas enteras para completar cada viaje.
En la actualidad, los suministros llegan principalmente desde el puerto de Bilbao, puesto que la línea conecta forzosamente Aranda de Duero con Burgos. "Si estuviera abierto hacia Madrid, tendríamos posibilidad de enviar materiales a puertos del sur y del este de España con más facilidad y con menos coste", apuntan.
La gerente de Tubos Aranda, Elena Martín, comenta que "una de las razones por las que se emplazó nuestra empresa en Aranda era por el compromiso que iba a tener un acceso directo al tren". Ellos comenzaron en 2008 y hasta lograrlo en 2016 pasaron unos cuantos años, pero finalmente lo lograron y el hecho de contar con un apeadero propio "es muy importante" porque traer la materia prima es mucho más económico en tren y aquí se puede hacer la operación de descarga rápidamente, así que "no solo es una cuestión de ventaja económica sino también logística.
Desde Santurce al Duero. La inmensa mayoría de las bobinas llegan desde la terminal de Santurce "porque tiene muy buena comunicación ferroviaria", aunque a veces también hay convoyes procedentes de Portugal, Santander o Pasajes. Estos grandes rollos de acero se fabrican en todo el mundo, con Asia como epicentro (India, Corea, Taiwán) y con aportaciones puntuales desde Turquía o Egipto.
En Aranda llevan a cabo el proceso de transformación, que permite convertir las grandes piezas en tubos de acero de forma redonda, cuadrada o rectangular. Cortadas desde barras de tamaño muy pequeño, como si fueran bolígrafos, a grandes vigas de construcción, estas piezas acaban formando parte de mobiliario, asientos de coches, el chasis de un autobús, las biondas de autovías, invernaderos o edificios enteros.