Probablemente sea la persona que más sabe sobre la historia del Real Burgos y el Burgos Club de Fútbol. Víctor Caballero (Burgos, 1960) ha trabajado 39 años en las oficinas de El Plantío con ambos clubes y ahora disfruta de su reciente jubilación. Entre las paredes de esas oficinas ha visto de todo, ha escuchado de todo, pero se niega a revelar todo lo que ha visto, o todo lo que ha escuchado. Sí resume todos estos años con una frase reveladora: «Ha sido mi único trabajo y he tenido 16 jefes». Se refiere, claro está, a los 16 presidentes que han pasado por Real Burgos y Burgos Club de Fútbol en estos 41 años.
Entró en 1983 con Félix Castrillo y en esta etapa del Real Burgos vivió de todo, incluidos aquellos años en Primera División con Antonio Martínez Laredo. Pero también sufrió los años siguientes y el derrumbe de un equipo que acabó en la Regional y ahora mismo está en vías de desaparición definitiva.
Tras su salida del Real Burgos, y tras dos años, llegó José María Quintano para refundar el Burgos Club de Fútbol y llamó a Víctor para que se encargase de todas las labores administrativas del club. Otra vez el desfile de presidentes y la gran experiencia de dos ascensos a Segunda División, en El Plantío contra el Ourense y en Almendralejo frente al filial del Athletic. Pero también han existido momentos duros, muy duros, como el descenso a Tercera División en Palencia.
En las oficinas del club en El Plantío junto a la foto de Juanito. - Foto: Jesús J. MatíasDe estos 16 presidentes las experiencias más profundas las ha vivido con José María Quintana o Juan Carlos Barriocanal. «Quintano era un personaje peculiar, se podía grabar un documental. Pero al final le cogí cariño. No tuvo la mejor salida del club y lo pasó muy mal». Fue aquel año cuando el club debía convertirse en SAD (2001-2002) y no lo consiguió. «Desde dentro no lo veía claro, tenía el presentimiento que no se iba a lograr. Y ese verano, en un amistoso, supe que nos íbamos al carajo».
Y luego pasaron Valentín Germán, con el que mantiene una gran relación, y la familia Novoa, que dejaron el club totalmente hundido. Al rescate acudió Juan Carlos Barriocanal. «Sin duda fue al que peor se le trató. Tenía muy claro que si se ingresaban 100 euros se gastaban 100 euros. Fueron años duros, los más duros. Se comió mucha mierda y hay que recordar que junto a Miguel Ángel González salvaron de la desaparición al club un 31 de julio. Yo daba por hecho que cerrábamos la barraca».
Llegó entonces el giro radical, con la celebración de elecciones y el triunfo de José Luis García con los Yucon de compañeros de viaje. Dieron paso a Antonio Caselli, «una persona con un trato excelente, pero que dejó una deuda enorme que casi acaba con el club. Menos más que llegó el gol de Saúl Berjón». Ese ha sido uno de los días más felices de su vida, celebrar aquel ascenso junto a su hijo Diego en Almendralejo.
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