Un empujón en un bar, una discusión o simplemente una mirada a destiempo. La noche, la fiesta y, sobre todo, el alcohol, acortan la mecha de algunos que terminan solucionando cualquier problema a base de golpes. Las agresiones y peleas son demasiado comunes en las zonas de ocio. La mayoría terminan en empujones, en manotazos y algún que otro puñetazo. Otras, como la del pasado sábado en La Flora, en tragedia. Sólo entonces es cuando saltan las alarmas que obligan a hacer una reflexión pausada de cómo se ha llegado a esa situación y cómo ponerle fin. Pero la historia siempre se repite.
Una vez rebajado el suflé de la laboriosa investigación policial, de los debates sobre los motivos de la agresión mortal a Sergio Delgado y de las especulaciones entorno al presunto responsable, llega el momento del análisis. Fuentes de la Comisaría recuerdan que puñetazos como el del otro día, si bien no tan brutales, se ven cada fin de semana. «Son peleas de bar, que empiezan por una auténtica tontería. No terminamos de ser conscientes de las terribles consecuencias que puede acarrear un mal golpe», señalan fuentes de la Policía Nacional.
Los datos están ahí. Según la información del 112, el pasado año se contabilizaron en la capital burgalesa más de 200 peleas y agresiones de las cuáles 174 fueron en zonas de ocio. La gran mayoría se produjeron durante el fin de semana. Los que protagonizan estas reyertas acaban, por lo general, con heridas leves. De ahí que, tal y como se desprende de la estadística del Ministerio del Interior, sólo una de cada cuatro terminen en una denuncia ante la Policía y, por tanto, judicializadas.
El fiscal provincial, José Fernández, explica que si hay un herido «siempre se conoce en el juzgado porque hay un informe médico de asistencia», pero «la mayoría se quedan en delitos leves por el resultado lesivo». Aun así advierte de que muchas veces acaban archivados por esa ausencia de denuncia. Los casos más graves, como ocurrió el pasado sábado, «acaban en detención y presentación de diligencias en el primer momento».
Tanto el Ministerio Público como las fuerzas policiales coinciden en que, salvo contadas excepciones, los motivos de dichas peleas o agresiones son los inexplicables de una noche de fiesta. Discusiones regadas con alcohol que, en ocasiones, terminan en puñetazos y patadas. «Todos los fines de semana intervenimos varias veces por altercados de este tipo en zonas de ocio», indican fuentes de la Policía Local.
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