Veo al Girona competir y rascar un punto en la capital y me acuerdo del equipo que hace apenas unos meses sufrió en El Plantío para asegurarse la fase de ascenso a Primera. La televisión muestra a su afición festejando el empate ante el Madrid y me resulta inevitable fantasear con una situación similar, pero con cientos de burgaleses tiñendo de blanquinegro un trocito de Bernabéu. Quizás este año en Copa...
Es tan magnífica la trayectoria de este Burgos CF en el arranque liguero, que la cabeza imagina cosas impensables no hace tanto, cuando el Calahorra o el Unionistas se gustaban, y ganaban, a orillas del Arlanzón. Es tan extraordinaria la trayectoria reciente del equipo burgalés, que un triunfo hoy en Gran Canaria -como el del pasado febrero con goles de Córdoba y Andy- auparía a los blanquinegros a lo más alto de Segunda, con permiso del Alavés, que a la misma hora visita El Sardinero.
La victoria del sábado ante el Ibiza, tercera seguida al abrigo de El Plantío después de tumbar al Alavés y dejar tocado al Mirandés, mantiene a los de Julián Calero terceros, ya con 24 puntos, casi la mitad de los marcados como objetivo al comienzo de curso.
Lo conseguido es oro, más aún teniendo en cuenta que no se ha disputado ni un tercio de la competición. La zona de peligro dista 11 puntos, pero el Lugo ya advirtió a los burgaleses de lo que ocurre en esta categoría cuando bajas el nivel de intensidad, cometes errores o generas nada en ataque: cualquier rival te pinta la cara.
Ahora bien, si la defensa concede poco, Caro continúa imbatido, el centro del campo crea y encima Mourad empieza a ver puerta con asiduidad... repetir lo conseguido aquella tarde de septiembre en El Plantío, después de golear (3-1) al Xerez de Schuster, no parece tan descabellado. ¿Se acuerdan? Tan solo han pasado 21 años.