Un niño de 5 años herido de extrema gravedad tras quedar atrapado bajo el vehículo que le arrolló. A su lado, su padre, herido en el mismo atropello provocado por una conductora de 21 años. El suceso -que no es el último- se produjo el pasado lunes en uno de los pasos de cebra más 'populares' de la capital, el que une los barrios de Vista Alegre con Gamonal a través de la pasarela del parque lineal del Vena y que, para colmo, cuenta con señales luminosas y sonoras de advertencia. Cada día, cientos de jóvenes escolares y peatones de todas las edades cruzan la avenida de Castilla y León por este lugar, exponiéndose a un tráfico en doble carril muy intenso en horas punta, a habituales excesos de velocidad, a despistes e imprudencias.
El problema en Gamonal Norte es extensible a Condesa Mencía, a Esteban Sáez Alvarado, a Santa Bárbara, a Alcalde Martín Cobos, a Juan Ramón Jiménez, a la calle Madrid... y a tantas otras avenidas y calles reconvertidas en peligrosas carreteras de doble carril. Ese es el modelo urbano que impera en una capital con un mapa cada vez más alargado y las consecuencias están ahí.
Burgos registra en los últimos tiempos el centenar de atropellos (con atestado policial; los sustos son muchos más) y cerca de 2.800 accidentes de tráfico por año, cifras que siguen ahí y que hartan a sus vecinos, máxime cuando se está viviendo una sucesión de tragedias como la del lunes que podrían evitarse y cuando la respuesta del Ayuntamiento es considerada «tibia», primando siempre la fluidez del tráfico rodado sobre la seguridad de los peatones.
Es un problema, explican desde la Asociación Andando Burgos, que ya están resolviendo otras capitales medianas españolas implicadas con el objetivo 'cero accidentes' y que aquí no parece prioritario. Nadie parece cuestionar el modelo de ciudad que tenemos, pero cada vez pesan más las muertes, los heridos graves y la inseguridad vial generalizada.
«En Burgos hemos dado la ciudad al coche, un 70% del espacio urbano se destina a la circulación y al aparcamiento. Los viales se han diseñado atendiendo a la fluidez del tráfico y los puntos de cruce están pensados para los coches, no para el paso de peatones», reflexiona el ingeniero Félix Martínez, presidente de Andando Burgos.
Los males afectan, principalmente, a los últimos desarrollos urbanísticos de la capital, amplios sectores recuadrados por grandes avenidas con doble vía por sentido y jalonadas de rotondas que viven un continuo goteo de siniestros, cuyo ritmo crece en la medida en la que se van habitando las nuevas promociones de viviendas.
(Más información, en la edición impresa de este domingo de Diario de Burgos o aquí)