Contador a cero en Párkinson Burgos

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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La asociación burgalesa cerró el 25 aniversario con un objetivo cumplido: contar con un tercer fisioterapeuta para liquidar la lista de espera. El próximo reto es 'abrir' sucursales en barrios

La incorporporación del fisioterapeuta Daniel Orive a la plantilla de Párkinson Burgos permite dar 40 sesiones más a la semana y atender toda la demanda. - Foto: Patricia

Daniel Orive, la última incorporación al equipo de fisioterapeutas de Párkinson Burgos, admite que su primer mes en la entidad le ha sorprendido: «No esperaba ver a gente joven. Puede que estuviera un poco engañado, porque en la carrera te enseñan que el párkinson es igual al abuelo que tiembla y aquí ves que no es así». Este estereotipo, tan generalizado, empaña la realidad de un trastorno que ya es el segundo más común de entre los neurodegenerativos; justo por detrás de la enfermedad de Alzheimer. 

Incidencia y prevalencia van al alza y así lo muestra el día a día en el centro de atención integral de Párkinson Burgos, que el año pasado generó, por primera vez, lista de espera para recibir fisioterapia. La entidad conmemoraba su 25 aniversario y la presidenta, María Jesús Delgado, cree que, de hecho, la celebración de la efeméride supuso un punto de inflexión en cuanto a difusión y aumento de la demanda de usuarios y servicios. «Sobre todo, después del festival Gracias Burgos, con el que nos conoció muchísima gente que, hasta entonces, no se había atrevido a venir», explica, matizando que, sin embargo, los recursos de la entidad no se han incrementado en la misma proporción a los nuevos diagnósticos. Y de ahí que, a su pesar, tuvieran que abrir lista de espera para el servicio más solicitado, que es la fisioterapia. «No quieren que se note que pierden movilidad, pero a la vez pierden habla y les cuesta ver el bien que les hace la logopedia», apunta el gerente, Álvaro Fernández.

Con esta situación llegaron a la recta final de los festejos por sus 25 años y organizaron una exposición solidaria, cuyo objetivo era recaudar fondos para poder atender el exceso de demanda. «Se vendieron pocos cuadros porque en estos tiempos no hay dinero para extras, pero estamos encantados: nos dio la oportunidad de explicar cómo están las cosas», cuenta Delgado. Tanto el Ayuntamiento como la Junta evidenciaron su disposición a seguir apoyando a Párkinson Burgos y, así, con garantías de sostenibilidad, se atrevieron a contratar al tercer fisio, que es Daniel Orive. «Trabajar en esta entidad es un reto para mí, porque no es lo mismo una fisioterapia para alguien con párkinson que con un traumatismo», añade. 

El incremento de plantilla conlleva 40 sesiones más de fisioterapia a la semana -ya dan 120- y un aumento de usuarios diarios (ahora suman 160), pero también permite reforzar los programas de asesoramiento para usuarios que viven en pueblos y no pueden acudir al centro tanto como otros.  «Como ahora hay disponibilidad de horarios, los fisios pueden atenderlos cuando vienen y ponerles ejercicios para que trabajen en casa hasta la próxima vez que vengan», explican Fernández y Delgado. 

Resuelto un problema, los dos están inmersos en el siguiente más urgente, que tiene que ver con el transporte y la dificultad de acceso al centro, en el recinto del Hospital Militar, desde muchos barrios de la capital. «Es difícil, pero a medio y largo plazo nos gustaría alquilar o conseguir espacios pequeños en distintas zonas de la ciudad para acercarnos nosotros a los usuarios y ofrecerles algunas terapias cerca de casa», concluyen.