Cuando se cumple un año del polémico traslado e inauguración del retablo de Santa Eulalia de Mérida al altar mayor de la iglesia de San Martín de Porres, 8 feligreses han presentado ante el Juzgado una demanda contra el Arzobispado de Burgos reclamando que esta obra artística del primer tercio del siglo XVI sea trasladada y ubicada en su lugar primitivo, es decir la parroquial de Tañabueyes. Igualmente, en la denuncia se solicita la nulidad de todos los acuerdos y actos efectuados por la diócesis en relación al traslado del retablo a la parroquia burgalesa y solicitando que se condene al Arzobispado al pago de las costas del procedimiento judicial.
En la demanda, los feligreses piden además, en caso de que la parte demandada cuestione las condiciones en que se encuentra la iglesia parroquial de Tañabueyes, que se emita un informe pericial, previa designación judicial de perito. La demanda ante el Juzgado se presentó el pasado día 20, pero será este viernes cuando los feligreses firmen un poder notarial dando la potestad total de las diligencias a sus representantes judiciales.
El escrito está firmada por 8 parroquianos porque son éstos y no la junta vecinal en quien recae la titularidad de la iglesia parroquial de la localidad. Estos feligreses son personas todas nacidas, bautizadas y que tienen su residencia en Tañabueyes.
La polémica por el traslado del retablo de Santa Eulalia surgió a finales de septiembre del pasado año cuando los vecinos de Tañabueyes conocieron que esta pieza se había instalado en San Martín de Porres, en la capital burgalesa. Había salido en 1988 del pueblo para ser restaurado en el Centro de Estudios y Restauración de Obras de Arte en Madrid y tras ese proceso se decidió que la mejor opción era exponerlo en el Museo Diocesano del Retablo en Burgos, donde permaneció hasta el año pasado en depósito bajo al figura jurídica de propiedad de la parroquia de Tañabueyes. Esta decisión del Arzobispado contó con el beneplácito de los vecinos que, aunque siempre desearon que las tablas regresaran a su lugar de origen, no veía con malos ojos su exposición pública en el Museo junto a otras obras artísticas.
Lo que los vecinos, apoyados por Ayuntamientos y asociaciones de la comarca de Tierra de Lara, no aceptaron es que el retablo restaurado saliera del Museo Diocesano para ser colocado en una iglesia que no es a la que pertenece y que haya sido el Arzobispado quien de forma unilateral tomara esa medida. En ese momento, comenzó la batalla de Tañabueyes con la Diócesis de Burgos para que el retablo regresara al pueblo o al Museo.
El Arzobispado justificó la instalación en San Martín de Porres desde la dedicación al culto y desde la necesidad de protegerlo con seguridad. Los vecinos reclaman que vuelva a la iglesia parroquial de Tañabueyes «con todos los actos inherentes para su perfecta colocación en el altar de la misma». Comienza así una batalla que tendrá que dirimir el juez tras fracasar los intentos de devolución de los vecinos ante el Arzobispado.