La villa de Oña y dos de sus pedanías, Penches y La Molina del Portillo de Busto, se han convertido en el nuevo hogar de cuatro familias que han apostado por establecerse en el mundo rural gracias al plan de repoblación desplegado por Proyecto Arraigo para Sodebur. Junto a los adultos, ocho menores han cambiado los espacios de juegos y las aulas de las ciudades en las que hasta ahora han residido por entornos rodeados de naturaleza y clases con un número de alumnos más reducido.
Desde febrero, Carmen Martín acompaña y asesora desde el municipio a personas y emprendedores que buscan un cambio de vida, y a los ayuntamientos y otras entidades en su estrategia de desarrollo atrayendo a nuevos pobladores y apoyando el bienestar de su localidad. Tres familias -dos de tres miembros y una de cinco- se han instalado en una propiedad de la entidad local menor y en dos pisos de particulares de la localidad, y permanecen a la espera de que la corporación oniense adjudique el contrato de una de sus viviendas.
La cuarta familia, formada por una mujer de raíces dominicanas y sus dos hijas, procedente de Alicante, llegará en unos meses. Han adquirido una propiedad en La Molina y el cambio de residencia lo llevarán a cabo una vez finalizada la rehabilitación que esta necesita. «Las escrituras ya están firmadas y a pesar de que ella es médico y en la residencia de Oña había una plaza vacante, la rechazó», declara la técnica de Arraigo de la zona burebana. Su ayuda en la búsqueda de empleo también ha resultado fundamental para que los adultos gocen de un contrato laboral, todos ellos en empresas onienses.
Donación de muebles. Algunas de las familias con intención de asentarse en Oña optaron finalmente por cambiar de ubicación al comprobar que hay viviendas sociales propiedad del Ayuntamiento que no están amuebladas. Para garantizar su ocupación y el bienestar de los inquilinos, Proyecto Arraigo propone una donación de muebles y electrodomésticos. Mañana, a las 18 horas en el Hogar del Jubilado, se celebrará una reunión informativa en la que Carmen expondrá las necesidades de estas casas y los pasos a seguir para participar en la iniciativa.
Carmen Gómez | 2 hijos
«En el País Vasco es difícil buscar casa y aquí tengo ya hasta trabajo»
Carmen Gómez conoció Oña hace tiempo. Residió en La Aldea del Portillo de Busto durante cuatro meses antes de trasladarse a Madrid. La capital no cumplió con sus expectativas y probó suerte en el País Vasco, donde vivió en una habitación en un piso compartido con sus dos hijos. La complicada situación la llevó a recurrir a la villa condal. Belén, la alcaldesa, la puso en contacto con Proyecto Arraigo y gracias a ello ha comenzado una nueva vida.
Encontró trabajo en la cocina del restaurante Blanco y Negro antes de establecerse en la localidad, hecho que adelantó la mudanza al 2 de agosto. Jae, de 15 años, y Gabriel, de 3, la acompañan. El pequeño ya ha comenzado las clases en el colegio público San Salvador y el mayor estudiará un ciclo de Formación Profesional en Burgos.
El cambio, según la nueva vecina, era necesario porque las condiciones que hasta hace apenas un mes ofrecía a sus hijos no eran las más adecuadas. Por el momento reside en el piso de un particular, aunque ha solicitado ocupar una vivienda social de propiedad municipal.
Desde que puso un pie en la localidad ha trabajado «a destajo» y se muestra encantada con sus jefes, Samantha y Arona, pero aspira a encontrar otro puesto, ya que en invierno la hostelería flaquea. Se formó como asistente sociosanitaria y confía en dedicarse a ello.
Asegura que establecerse en «un lugar así» ha mejorado la calidad de vida de su familia al disponer de bastantes servicios a su alcance. No obstante, consciente de que para ciertas situaciones es necesario disponer de un vehículo, se ha marcado como meta para los próximos meses sacarse el carné de conducir.
Erika Marín | 3 hijos
«Es el lugar perfecto para empezar porque hay todo tipo de servicios»
de Izegem a Penches con una familia a cuestas. La mirandesa Erika Marín necesitaba la vuelta urgente a su tierra tras más de una década residiendo en Bélgica. Los últimos años han sido duros y la estancia cada vez se complicaba más. A través de internet y leyendo artículos publicado en Diario de Burgos conoció la labor de Proyecto Arraigo y no dudó en levantar el teléfono y llamar. Carmen fue desde entonces su ángel de la guarda, aquel que nunca la ha soltado de la mano.
Encontró casa en Penches, una pedanía de Oña, y desde finales de julio sus tres hijos han disfrutado de un entorno natural en pleno Parque Natural de los Montes Obarenes. Mohamed, su marido, y Adam, su hijo de 10 años, regresaron a finales de agosto al país europeo para finalizar unos trámites, pero en menos de un mes estarán de vuelta. Sara, de 14, iniciará las clases en el instituto de Briviesca esta semana y Nora, de 7, ya comparte aula con sus compañeros en el cole oniense.
La mujer de 40 años ha encontrado trabajo en la residencia de personas mayores que la Diputación tiene en la villa y se siente satisfecha del contrato que ha conseguido. Si tiene que poner un pero a su nuevo estilo de vida es que los servicios más básicos, como la farmacia, centros educativos, tiendas o médico se ubican a casi 4 kilómetros de distancia, por lo que contar con un coche es prácticamente obligatorio. Aun así, respirar aire fresco cada día lo agradece, y mucho.
Por el momento pretende pasar el invierno en la pequeña localidad y comprobar si sus hijos lo llevan bien; en caso contrario, la idea que baraja es trasladarse al municipio.