Los atractivos que ofrece la capital ribereña, y su situación central en la comarca de la Ribera del Duero, han demostrado el tirón que tienen para atraer visitantes. Durante la primera mitad del año, en torno a hitos como la Plaza Mayor, la iglesia de Santa María o la puerta de alguna bodega subterránea ha sido muy común encontrarse a grupos organizados de turistas o viajeros que van por su cuenta conociendo sus encantos y retratándolos con sus cámaras.
Este continuo ir y venir se ha visto reflejado en las estadísticas que cumplimentan desde la Oficina de Turismo del Ayuntamiento arandino, que cerraron junio con 19.173 consultas atendidas, lo que supone un 40% más que el año pasado por estas fechas, cuando estas visitas rozaban las 13.900. En la evolución de los últimos meses, se refleja una destacada apuesta de los visitantes por Aranda durante la primavera, ya que entre marzo y mayo se pasaron por la oficina turística 13.200 personas, casi tantas como en el primer semestre de 2023 y más que duplicando cada uno de esos tres meses las cifras de enero, febrero y junio. Este último mes se ha quedado con a penas 2.515, que el sector achaca a la climatología, ya que las previsiones de lluvias dan al traste con las escapadas de fin de semana.
Aún así, los beneficios para la economía local de este incremento de las visitas son constatables en los establecimientos del sector. «Hemos estado trabajando muy bien, con los fines de semana todo lleno, mucho madrileño y vasco sobre todo, pero la gente tiene que reservar si quiere comer a una normal», apuntan desde el Mesón El Pastor. «La oferta de Aranda y de toda la comarca atrae mucho a los grupos organizados, porque pueden ver muchas cosas en pocos kilómetros, que se amplía con la oferta de toda la provincia», pone en valor Gabriel García como promotor de rutas turísticas.
En cuanto a su procedencia, las estadísticas de los visitantes que acuden a la Oficina de Turismo siguen inalterables y los que más apuestan por Aranda para sus escapadas son los madrileños, superando con mucho la cuarta parte de todos los que han recalado en la capital ribereña hasta junio con 5.150 personas, dos millares más que el año pasado, seguidos de los que llegan desde otros puntos de Castilla y León, con 3.056 visitantes, y los catalanes, que sumaron 1.147 turistas, seguidos muy de cerca por 1.059 vascos.
Necesaria promoción. Lo que no acaba de despegar son las visitas guiadas a la bodega subterránea de Las Ánimas, de propiedad municipal y que se convirtió en museo para mostrar los procesos en torno al vino y su elaboración. Sólo una octava parte de los que han acudido a la Oficina de Turismo han aprovechado alguno de los pases para conocer esa cultura del vino y adentrarse en la joya del subsuelo de Aranda.
En el primer semestre, 2.451 personas han bajado las escaleras de esta bodega para conocerla, con un pico máximo el pasado mes de junio, en el que los visitantes alcanzaron los 777. El resto de los meses, las cifras han sido menores aunque el incremento ha sido paulatino a lo largo del año, en el que se partió con 38 personas en enero, frente a las 1.441 consultas registradas ese mes en la Oficina de Turismo.