Noches de heavy rock

DIEGO PEREZ LUENGO
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El Zurbarán Rock arrancó ayer con las potentes actuaciones de GATC, Angelus Apatrida o Temperance, que hicieron rugir a una Plaza de San Agustín con un gran ambiente entre rockeros y curiosos que pasaban por allí

Los alemanes Freedom Call fueron uno de los últimos grupos en actuar en el escenario Diario de Burgos, justo antes de Angelus Apatrida, que cerraban la jornada del viernes. - Foto: Alberto Rodrigo

Severiano iba a su banco de siempre. El de la Plaza San Agustín, ese que cada tarde le brinda sus mejores momentos de una soledad compartida en la que distraer su mente. Va con su mujer pero ayer no se encontró. Le pareció todo demasiado raro. Personas vestidas de negro, pelos largos, tatuajes, mucha energía y eso ya le mosqueó. Había demasiada gente y habían montado demasiadas cosas para no sé muy bien qué.

Después empezó a rugir la música. Los acordes irrumpieron en su silencio y ya no hubo palomas con las que entretenerse, ahora era todo un mundo ajeno en el que integrarse. De cara al escenario Diario de Burgos, empezó escuchando a unos que debían venir de Navarra. Xtasy nombraba el cartel. Una mujer con buena voz le hizo centrar la atención. Aunque cantaban en inglés y sonaban fuerte, tenían cierto nivel. Interpretaron canciones como Under the Gun, que fue el punto álgido de su actuación. La chica en un momento dejó de cantar y dejó espacio al ruido. Batería y guitarra se marcaron un solo para sentarse y disfrutar. Severiano lo hizo y se alegró de que hubiese una canción dedicada para todos los héroes de la pandemia. Se lo merecían. Tuvieron alguna versión más pop y terminaron. Hubo un espacio en el que todo pareció ser una atípica normalidad.

Pero llegaron unos italianos. Temperance. Ahora cantaban dos. Un chico y una chica. Pero a estos no les entendía cuando hablaban porque lo hacían en inglés. Cada vez que hacían un inciso proponían un viaje desde el inglés más italiano al burgalés más castellano. La batería tenía mucho ritmo. Las guitarras rugían y la gente disfrutaba. Desde el primer instante buscaron la complicidad. Meterse al público en el bolsillo. Severiano debió decirle en un momento a su mujer algo así como "oye pues estos no suenan mal". Y no sonaban mal. Eran dinámicos, divertidos, entretenidos, variados y con mucha energía.

(El reportaje completo, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos)