Si de algo pueden hablar los usuarios de Down Burgos es de la importancia de no rendirse, de levantarse cada vez que uno se cae para volver a empezar de nuevo y con más ganas. Así, a nadie puede sorprender que ayer a mediodía lo dieran todo en la Plaza Mayor, mientras sonaba Mejor que ayer, de Diego Torres. Me caí, y de tanto caer, me aprendí/ que en la vida es normal tropezar/ que no siempre se puede ganar/ Oh, no/ Y es así/ Aprendemos por amar y sufrir/ Pero me levanté y no le pienso bajar/ Y conté un, dos, tres, para volver a empezar/ Yo no me rendiré, no, no/ Hoy soy mejor que ayer. Y si a la inyección de energía de la letra y la música se le añade un poder de convocatoria sin igual, se obtiene como resultado una celebración redonda del día de la trisomía 21.
«Estamos encantados por la cantidad de escolares que se han animado a acompañarnos, unos 200 y por lo bonito de este día, que pretende dar visibilizar a las personas con síndrome de Down», explicaba ayer la presidenta de la entidad, Begoña Carpintero, con satisfacción más que evidente.
El acto central del 21 de marzo, fecha que alude al hecho de que las personas con síndrome de Down tienen una copia de más del par de cromosomas identificado con esta cifra, era el baile coreografiado de la canción de Diego Torres; tema que primero se bailó a los pies de la Plaza Mayor y, a última hora de la mañana, en la plaza de San Agustín. Al centro de la capital acudieron escolares de los colegios de Venerables, Saldaña, Sagrada Familia, Padre Manjón, así como niños de escuelas infantiles como Free Time o jóvenes de Aspanias.
A pesar de la diferencia de edad entre ellos, todos se venían arriba una y otra vez cada vez que sonaba el Yo no me rendiré, no, no/Hoy soy mejor que ayer. En parte porque todos llevaban la coreografía muy ensayada, pero también por la enérgica dirección de la animadora del acto, con el micro bien ajustado a la cabeza para poder bailar sin trabas. Y si tras varias repeticiones flaqueaban las fuerzas, una reproducción de la Macarena de Los del Río se los levantaba de nuevo.
El objetivo de salir a la calle cada 21 de marzo es dar visibilidad a las capacidades de las personas con síndrome de Down, pero también sus necesidades. Y, en este sentido, la presidenta de la entidad destacó que ahora consideran prioritario organizar el envejecimiento de sus usuarios. Hay que tener en cuenta que Down Burgos cumplirá 40 años en 2025, por lo que ya presta servicios a casi una decena de personas por encima de esa edad. Sus familias fueron fundadoras y, hoy, vuelven a abrir camino. «A todos los padres nos preocupa cómo y dónde van a estar cuando nosotros faltemos», comentaba Carpintero, antes de indicar que por eso están pidiendo apoyo a las Administraciones, además de nuevas líneas de financiación.
Según explicó, no se trata de recibir subvenciones directas, sino un sostén para que las familias puedan disponer de alternativas para sus hijos: residencias adaptadas, pisos con apoyo... «Cada uno puede reivindicar algo distinto», dijo Carpintero, subrayando que todavía no hay residencias específicas para personas con discapacidad y que la entidad, por ahora, tiene listo para el uso una vivienda.