Aunque no encuentren botas de protección de su talla y los uniformes tengan que heredarlos, están dispuestas a dejar su propia huella en un camino que discurre hacia la igualdad pero que en la mayoría de los casos han decidido emprender por coherencia con la vida que llevan y en defensa del espacio en el que creen: el medio rural.
Hasta hace menos de un año solo tres mujeres prestaban servicio como voluntarias en los 19 parques de bomberos de la Diputación: Erkuden Hortigüela en Salas de los Infantes; Lara Zalabarria en Medina de Pomar, y Nieves Martínez, en Villasana de Mena. Hoy suman ocho, gracias a los fichajes en Pradoluengo, Roa y Lerma.
Todas ellas viven en localidades pequeñas, algunas no superan el centenar de vecinos, y allí quieren seguir. «Si alguien mantiene los pueblos son las mujeres», subraya Erkuden. Es más, consideran que la profesionalización de algunos de estos parques, de la que tanto se ha hablado en los últimos meses con motivo de los incendios de Sabinares del Arlanza y Villanueva de Odra, podría contribuir a atraer población al ser «de los pocos empleos cualificados que puede haber en los pueblos», apunta.
(Reportaje completo, en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)