Vídeo: la noche fue dantesca en Santibáñez del Val.
Miedo es la palabra que más repiten los afectados por el voraz incendio que devora parte de la comarca del Arlanza. Pepi, vecina de Quintanilla del Coco, reconoce que por momentos llegaron a ponerse en lo peor: «Las llamas eran horribles y pensábamos que se nos quemaba el pueblo entero». Porque saltaba una «mínima» chispa y, acto seguido, se prendía fuego. Hasta tal punto que esta localidad estuvo rodeada por humo y llamas sin posibilidad de hacer prácticamente nada. «Terrible, de miedo», añade, asustada.
Las llamas eran horribles y pensábamos que se nos quemaba el pueblo entero»
Tres vecinos de Santibáñez del Val escapan del humo tras intentar salvar una nave agrícola rodeada por las llamas. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso
Ella, una de los 12 vecinos que viven en Quintanilla del Coco durante todo el año, asegura que nunca había visto una cosa así. De hecho, parte de la nave de su familia ha ardido: «Debe estar quemada por dentro, pero no se podía hacer nada». Las llamas imponían. Los guardias civiles no tardaron en pedirles que cogieran lo que necesitaran y evacuaran sus casas. Pepi y su marido decidieron permanecer, pero a sus hermanas sí que les desalojaron. En principio, una vivienda se vio afectada, además de varias tenadas. «Nos hemos quedado sin agua en las casas, se ha gastado todo», concluye, apenada.
Nos hemos quedado sin agua en las casas, se ha gastado todo»
A escasos kilómetros, en Santo Domingo de Silos, Constancia cuenta que salieron con lo puesto, «a todo correr». Suele pasar los fines de semana en este municipio y esta vez no fue menos. Disfrutaba de un paseo a caballo cuando les sorprendió el fuego. Afortunadamente, tanto ella como los animales se encuentran bien. «Justo se ha quemado el casillo de al lado, pero han podido salvar a mis caballos», dice, aliviada, desde Covarrubias. Otros no han corrido la misma suerte. Al parecer, en el polígono ganadero se ha producido una «catástrofe». Los vecinos, continúa, están «muy tristes», «con mucha preocupación». El fuego sorprendió a varios turistas comiendo en los restaurantes de Silos. Hubo que evacuar. «Era un auténtico horror», comenta una camarera.
«Pensábamos que se nos quemaba el pueblo entero» - Foto: Luis López AraicoNo obstante, Constancia trata de quedarse con algo positivo dentro de la desgracia como es la colaboración de todos los municipios: «La gente es maravillosa, todo el mundo va a una». Otro ejemplo de auxilio lo protagonizó Luis, en la cercana localidad de Cebrecos, que no se vio afectada por el incendio. Durante la tarde, junto con más personas, prepararon bocadillos que entregaron a Cruz Roja para que los repartieran entre los desalojados y los bomberos que trabajan en la zona. «Vimos el fuego sobre las dos de la tarde. Los bomberos recargaron las cisternas en el pueblo y por lo menos contribuimos con agua y hielo, como nos pedían». También algunos agricultores acudieron con sus tractores.
Colaboración que, igualmente, mostraron en Pinilla Trasmonte. Miguel Ángel relata que nada más ver una densa columna de humo dio aviso al 112. «He ofrecido cooperación con tractores, pero me dijeron que el fuego se había metido en el monte y que no se podía hacer nada», lamenta, al tiempo que añade que el viento constante complica las labores de extinción. Mientras, su sobrina optó por aportar su granito de arena y se trasladó hasta Salas de los Infantes con botellas de agua.
«Caminamos entre el humo y las llamas». Jaime Serra, de Mataró (Barcelona) no va a olvidar fácilmente el día de ayer. Su casa en Santibáñez -en la que ha veraneado desde hace cuarenta años- y su coche fueron pasto de las llamas y faltó muy poco para que su mujer y él mismo corrieran el mismo y tremendo destino. «Al principio parecía que el fuego no iba a llegar y después de comer ya sí nos dio la impresión de que lo teníamos muy cerca, así que al principio intentamos sofocar lo que podíamos con las mangueras pero cuando llegó muy cerca, la Guardia Civil me dijo que nos marcháramos hacia Silos. Decidí coger mi coche para que no se quemara y cuál fue mi sorpresa, que nos envolvió el fuego y el humo a mi mujer y a mí y salimos rápidamente del coche, que se quedó en la cuneta destrozado por las llamas. Dimos la vuelta en dirección a Santibáñez caminando entre el calor y el humo, con las llamas a ambos lados de la carretera y sin nada con lo que taparnos la cara, hasta que nos encontramos con una ambulancia conducida por un joven, a la que, al parecer, la Guardia Civil también le había mandado para Silos, algo que no entendimos, así que le avisamos de lo que nos había pasado, nos montamos con él y nos llevó hasta Quintanilla».
Vídeo: Santibáñez del Val se despierta tras una noche dramática.
(Más información, testimonios e imágenes, en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)