El eco internacional que produjo la declaración de los yacimientos de Atapuerca como Patrimonio de la Humanidad necesitaba una escenificación, la conquista física de territorios transfonterizos. Y, a ser posible, icónicos. Ninguno tan simbólico como la urbe de las urbes, esa Babel casi mítica y borgiana que es Nueva York. Allí, a la capital económica del mundo, viajó en enero del año 2003 ‘Los primeros europeos. Tesoros de la Sierra de Atapuerca’, la primera gran exposición nacida a partir de los descubrimientos realizados en la Montaña Mágica burgalesa. Hubo muchísima expectación y decenas de medios de comunicación norteamericanos se hicieron eco de la muestra que albergó el Museo Americano de Historia Natural.
La inauguración congregó a cerca de 700 personas -entre ellas, importantes investigadores norteamericanos-. Como embajadores, la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Entre los muchos asistentes ‘especiales’, el biznieto de un presidente de los Estados Unidos que compartía nombre con su antecesor: Theodor Roosevelt. La exposición se clausuró en abril de ese mismo año. Desde la dirección del centro museístico neoyorquino se aseguró que por ella habían pasado, diariamente, miles de visitantes, mostrando sorpresa,entusiasmo y fascinación.
«Hemos colmado plenamente nuestras expectativas de dar a conocer al público de nuestro país y a los miles de visitantes de diferentes países que cada día han acudido a nuestro museo, uno de los hallazgos antropológicos de más relevancia hasta el momento, y estamos encantados con el resultado», afirmó Craig Morris, vicedirector del centro. Ninguna joya llamó tanto la atención como Excálibur. «La belleza de su forma, la técnica de talla y el lugar en el que se encontró hace de este bifaz una pieza muy especial, única en el mundo», subrayó Morris.
En la ciudad de la luz. Seis años más tarde, los hallazgos de Atapuerca pusieron su pica en el corazón de la vieja Europa: París, a pocos metros de la Torre Eiffel, en la plaza de Trocadero.En el Museo de Historia Natural se exhibieron las más importantes piezas encontradas en Atapuerca, que se confirmó como el mayor proyecto científico relacionado con la evolución a nivel universal. Una de las piezas allí mostradas había sido encontrada en la campaña del verano anterior: una falange de 1,3 millones de años de antigüedad hallada en la Sima del Elefante. Al año siguiente fue el turno de Shanghai: Atapuerca estuvo presente en el Pabellón Español de la Exposición Universal celebrada en la ciudad asiática ese 2010. Decenas de miles de visitantes conocieron los entresijos de los yacimientos burgaleses, a la vez que pudieron conocer esa realidad que ya era el Museo de la Evolución Humana de Burgos, inaugurado ese mismo verano.