El terrible incendio registrado este domingo en la comarca del Arlanza ha arrasado con todo lo que ha pillado a su paso. Casas, bosques, naves, garajes, vehículos... y con los sueños, esperanzas y años de trabajo de muchos de los vecinos de los pueblos afectados. Es el caso de Marta y su familia, residentes en Quintanilla del Coco, que no ocultaban su desesperación y frustración ante lo ocurrido y por las graves consecuencias económicas y medioambientales que este suceso lleva aparejadas.

«Nos hemos quedado sin nada. Ha sido horrible e imperdonable porque es un fuego ocasionado por una acción premeditada de alguien que no ha querido cumplir la normativa. Quien haya provocado esto debe ir a la cárcel y pagar por los daños», declaraba a este periódico Marta, poco antes de tener que trasladarse hasta el centro de salud de Lerma para que la atendieran de las quemaduras que sufrió en la planta de sus pies. Y es que tanto ella como su familia se vieron obligados a luchar a brazo partido contra las llamas para que no se incendiara su casa, jugándose en algún momento hasta su propia vida.

Según su relato, el fuego llegó a Quintanilla del Coco hacia la una y media del mediodía, momento en el que llamaron a los bomberos para alertar de la situación, ya que para entonces se estaba complicando por minutos. «El fuego bajaba por el valle a gran velocidad a través de las fincas de cereal, desde donde pasó al monte y, a partir de ahí, fue a peor», describió. Pese a las recomendaciones de la Guardia Civil para que abandonaran el pueblo, esta familia decidió quedarse para intentar apagar las llamas que se acercaban hacía su casa. El denso humo y el intento calor les obligó a utilizar prendas de ropa empapadas en agua sobre su cabeza dado que el aire era irrespirable. «Hemos pasado miedo pero lo primero era regar todo el perímetro, arar con el tractor y desbrozar para evitar que llegara a la vivienda», explicó a este medio. Por suerte, y tras varias horas de lucha, lo consiguieron. No lograron, sin embargo, salvar sus colmenares y las tres hectáreas de bosque de encina trufera de su propiedad, lo que les ha generado mucho dolor y rabia, ya que habían dedicado ocho años de trabajo para sacar adelante un proyecto en el que habían invertido mucho dinero, esfuerzo e ilusión.

El fuego causa importantes daños económicos y medioambientales - Foto: Luis López Araico

Marta insistió en que el incendio ha tenido su origen en las labores de cosecha que se estaban realizando en la zona de Tejada y se lamenta de que algunos agricultores no hayan respetado el cumplimiento de la normativa aprobada por la Junta de Castilla y León para evitar los incendios en estos días de tanto riesgo y que limitaba estas tareas de 7 a 12 de la mañana. «No han respetado nada y ahora tenemos que lamentarnos de esto. Ha sido una negligencia de personas que no están concienciadas con los efectos que esto tiene», subrayó.

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