El Burgos CF comenzó a rearmarse en enero de 2020 poco después de que la responsabilidad deportiva recayera en Miguel Pérez 'Michu'. Su primera misión fue la de equilibrar una plantilla realizada a golpe de talonario pero que estaba totalmente descompensada. Fue entonces cuando llegó un jugador poco conocido que había formado parte de la cantera del Real Madrid y del Valencia. Se incorporaba a la disciplina blanquinegra recién recuperado de una lesión y sin jugar la primera parte de la temporada. Michu apostó por Miki Muñoz, pese a las dudas que generaba su situación, y el catalán devolvió la confianza con fútbol. Su crecimiento de la mano del equipo es incuestionable hasta la fecha.

En aquella campaña que la pandemia no dejó concluir también estaba en la plantilla burgalesa Aitor Córdoba. Era su primera experiencia lejos de casa y, pese a que no desdecía, no acababa de cumplir con las expectativas con las que llegó. Es otro de los jugadores que ha descrito una enorme progresión y que está rindiendo a un gran nivel en Segunda División.

El punto final para el Burgos en aquella campaña 19-20 llegó antes de lo esperado y quedó la duda de qué hubiera sucedido en el caso de que se hubiera concluido la temporada regular. Con los ajustes realizados en el mercado de invierno, la escuadra dirigida entonces por José María Salmerón ganó mucho en fiabilidad mientras duró la Liga.

Tocaba hacer un nuevo proyecto con la única intención de luchar por el ascenso a Segunda. De la mano de Michu llegó Raúl Navarro en el verano de 2020. Era un joven sevillano que se había formado en la cantera del Sevilla y había militado tres campaña en el Valladolid B. Su mejor virtud, la polivalencia. Pronto se convirtió en uno de los hombres de confianza de Julián Calero, la nueva apuesta en el banquillo.

Uno de los fichajes con más nombre de cara a la campaña 20-21 fue el de Unai Elgezabal, que venía de cuatro temporadas consecutivas en Segunda. Fue de los últimos en llegar y la guinda para el proyecto blanquinegro, que aspiraba a todo en un curso todavía mediatizado por la covid y con un sistema de competición diferente.

Estos cuatro futbolistas siguen formando parte de la columna vertebral de un Burgos CF que quiere asentarse en el fútbol profesional y que es uno de los aspirantes a luchar por una de las plazas de play off. El club ha crecido y ha dado varios pasos hacia adelante, ellos también.

Miki Muñoz y Aitor Córdoba ya son centenarios con la camiseta blanquinegra, que la han defendido en más de 100 partidos. Elgezabal está cerca de llegar a esta cifra (94), mientras que a Navarro le queda un poco más (89), pero podría alcanzarla antes de que concluya esta campaña. 

El que más minutos acumula sobre el terreno de juego es Aitor Córdoba, aunque es también el que más tiempo acumula en el club. Pero en este apartado se lleva la palma es Elgezabal, el futbolista más utilizado por Calero en las tres últimas campañas.

Todos ellos siguen siendo futbolistas importantes de un Burgos que en solo dos cursos se ha hecho respetar en Segunda. Son piezas muy valiosas para el cuerpo técnico y parte importante de ese engranaje que ha convertido a la escuadra castellana en una de las sorpresas agradables de la temporada.