Es puro entusiasmo y cercanía Félix José Castro, que ya ha cumplido un año al frente del Cabildo de la Catedral. Le encanta mezclarse con los visitantes de la gran joya del gótico español, preguntarles si les ha gustado, agradecerles su presencia. «Qué maravilla, es una alegría ver esto», dice señalando a los numerosos turistas [esta entrevista se hizo el pasado viernes] que se arraciman en torno a la entrada del templo.En cuanto puede, se deshace en agradecimientos y elogios a todos aquellos -personas, instituciones, empresas, colectivos- que, de una u otra manera, han contribuido en los últimos treinta años a hacer que la Catedral más hermosa de la tierra se muestre, a sus ochocientos años, más bella si cabe que nunca. Y eso que aún quedan algunas cuestiones menores -recuperación de vidrieras, rehabilitación de tapices, retoques en las agujas, repensar la puerta de Pellejería- y una que constituye para el Cabildo un hito importante, trascendente: las puertas de la fachada principal. Las puertas que el gran artista Antonio López está rematando. Las puertas que aspiran a ser la huella del tiempo que está transcurriendo ahora, de este siglo XXI. Unas puertas que el presidente del Cabildo está deseando ver puestas como guinda y legado del VIII Centenario. Tiene esperanza e ilusión por que así sea.
«Después de un año tengo la ilusión renovada. Y muchas ganas de seguir trabajando y de hacer que este buque insignia que es la Catedral siga navegando a buen ritmo. Porque la Catedral es muchas cosas: es un símbolo y también un motor de la sociedad burgalesa. Estoy contento, encantado de este primer año. Y sin dejar de ser consciente de la responsabilidad». Afirma el deán del primer templo metropolitano que los fastos del VIII Centenario sirvieron para una mayor visibilización del templo, a la vez que para su restauración, la generación de proyectos y ver necesidades. Adelanta que antes de tres años las maravillosas vidrieras de la capilla de los Condestables lucirán en todo su esplendor; y que la reforma del grueso de la impresionante colección de tapices ya está en marcha, si bien admite Castro que su exhibición se antoja complicada, ya que no hay espacio en el templo para mostrar los más de sesenta de que consta ésta; en este sentido, invita a instituciones de la ciudad a que ofrezcan algún espacio en el que pueda contemplarse esas joyas. «Queremos ponerlos en valor porque son muy interesantes. Es un valor patrimonial y artístico poco conocido. Creo que una posible idea sería un museo de tapices. Merecería la pena».
Insiste el presidente del Cabildo en la idea de ser acogedores y receptivos «para todo y a todos los niveles. La Catedral tiene que responder al momento actual, a la cultura actual, a nuestra sociedad, a la liturgia, naturalmente. Tenemos que tener un diálogo continuo a todos los niveles. La Catedral tiene que ser un referente». Lo último que quisiera Félix José Castro es que las puertas de Antonio López generen desencuentro. Tiene muy claro el deán que la Catedral es un ente vivo, como lleva demostrando desde que se pusiera su primera piedra en 1221. Que aunque es eminentemente gótica, atesora arte renacentista, arte barroco, arte neoclásico. «Todas las corrientes artísticas desde el siglo XIII están representadas en la Catedral. A nivel conceptual no podemos dar por sentado que está acabada. Antonio López es una reconocido artista a nivel internacional. Creo que su obra enriquecerá a la Catedral porque es un referente. Y que la ciudad de Burgos no puede permitirse no tener una obra de estas características de tan prestigioso artista. Sería una equivocación».
Dicho esto, el presidente del Cabildo fía a la aprobación técnica el que este hecho sea pronto una realidad. «El Cabildo no va a hacer nada, absolutamente nada, sin los permisos correspondientes de la Comisión Técnica de Patrimonio de la Junta de Castilla y León. Ahora mismo se está elaborando un informe de impacto patrimonial por un equipo técnico de seis personas de ámbito tanto nacional como internacional. Llevan varios meses trabajando en ello. Ese informe será presentado a la Junta y a la Unesco a través de Icomos. Es probable que antes de que termine este año ese informe esté concluido». Si ese informe es positivo y recibe el visto bueno de los organismos correspondientes «no hay ningún motivo para no colocar esas puertas. Una obra artística puede gustar o no gustar, pero eso nunca será un argumento para rechazarla. No se trata de una decisión ni emocional ni política, sino técnica. Si técnicamente se aprueba, las puertas se pondrán en el lugar para el que han sido concebidas».
Confiesa Castro «sueña» con verlas puestas. «Va a ser un enriquecimiento grande para nuestra ciudad. Y respetaré siempre a quienes disienten, por supuesto». En el caso de que no fuese aprobado ese informe, las puertas llegarán igualmente a Burgos «porque fue un encargo del Cabildo». Con todo, se muestra muy pero que muy esperanzado en que el dictamen será positivo. Las dos puertas laterales ya están concluidas y fundidas; y la central está a punto de ir a la fundición, informa el deán. Esto significa que el año que viene será el año en el que se conocerán -sea donde sea- la última gran obra del más grande artista español vivo. Esa confianza en un desenlace feliz le lleva a Félix José Castro a hacer un vaticinio: «Mucha gente vendrá a Burgos sólo para ver las puertas de Antonio López. Estoy seguro. Va a ser un atractivo. Y eso va a ser un beneficio para toda la ciudad».
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