Ilusión es una de las palabras que más cita Beatriz Cabeza, directora conservadora del Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla, durante esta charla. Igualmente, este ánimo se percibe en sus ojos y en la manera entusiasta con la que habla sobre este territorio, el último espacio de la provincia que ha sido declarado como protegido. Llega a la misma acompañada por tres agentes medioambientales, una forma de contar, y también de dejar claro, que el trabajo en equipo entre diferentes instituciones, entidades y agentes del entorno está siendo clave en el desarrollo de este nuevo parque. «Nosotros somos la parte más visible, pero hay muchas más personas detrás ilusionadas con el proyecto».
Hace algo más de dos años que se declaró como parque natural este espacio. ¿En qué momento de su implantación nos encontramos?
Estamos en los inicios. Un parque es un espacio natural protegido con fecha de inicio, pero no de caducidad. Se trata de un proyecto de comunidad, muy joven y con mucho futuro por delante. En Sabinares del Arlanza-La Yecla nos estamos centrando estos primeros años en la planificación, en tener una documentación para luego desarrollar los proyectos de forma eficaz. Con ello me refiero al Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del que ya tenemos un borrador y que es un plan de conservación pura y dura, que ningún parque de la comunidad lo tiene todavía aprobado. La consejería va a empezar porque 3 lo tengan y uno de ellos será Sabinares. El otro documento es la Carta Europea de Turismo Sostenible, una herramienta por la que hemos apostado como forma de gestión. Gracias a los grupos de trabajo hemos aprobado ya una estrategia y un plan con 40 acciones presupuestadas para desarrollar en los próximos 5 años En unas semanas vendrán a auditarnos para comprobar que han sido medidas consensuadas y que damos pasos hacia el turismo sostenible. Después nos acreditarán con esta carta.
¿En este planteamiento son fundamentales los agentes presentes en el territorio?
Si, a lo largo del 2022 tuvimos 8 reuniones muy enriquecedoras donde debatimos y consensuamos la estrategia de hacia donde vamos. Esos grupos están formados por personas voluntarias de ayuntamientos, asociaciones, grupos de acción local o empresas, entre otros, que han demostrado sus ganas de trabajar y aportar. Este parque no es un proyecto solo de la Junta o de la Consejería, buscamos generar acciones de forma coordinada y que haya implicación de diferentes entidades. En el territorio hay ilusión y ganas porque esto se desarrolle en plenitud, y nosotros desde al parque apoyaremos todas las iniciativas. Como ejemplo, dentro de la Carta Europea, estamos ya trabajando con 26 empresas del territorio que han apostado por hacerlo de la mano del parque. Están asumiendo compromisos, no solo de dar un buen servicio, sino de que este sea sostenible. Cuando nosotros estemos acreditados, podremos acreditar también a estas empresas.
¿En qué va a mejorar el parque la vida de sus habitantes?
Quizá la clave esté en preguntar a las personas que viven en la Montaña Palentina o en otros espacios naturales declarados ya asentados. Es algo que veremos a medio plazo, solo el tiempo nos dirá si este modelo de gestión por el que se ha apostado para este territorio era el adecuado. A mi parece un proyecto ilusionante, abierto y en el que tienen cabida muchas actividades. Esto va a ser lo que entre todos seamos capaces de hacer. Nosotros tenemos la obligación de asentar las bases y hacer las inversiones necesarias para que evolucione y apoyaremos todas las iniciativas que vayan surgiendo desde otras instituciones, el parque dará la mano a cada una de ellas, porque queremos demostrar que se pueden hacer las cosas de forma conjunta, como ya hemos hecho con algunas acciones, como la ruta señalizada a pie entre Contreras y Sad Hill, donde se implicaron diferentes entidades. Otros pueblos más al sur, como Briongos, Espinosa, o Araúzo de Miel también están apostando por el parque, por la conservación del medio ambiente. Un ejemplo son las jornadas sobre Félix Rodríguez de la Fuente que organizaron en Araúzo el año pasado y que volverán a hacer este.
«Estamos ultimando el diseño de 11 rutas BBT por todo el parque y que pasarán por los 24 pueblos»
¿Se ha notado un mayor interés por este espacio desde que se declaró parque natural?
Sí. La gente empieza a tener consciencia de que está dentro de un espacio protegido y hay expectación e ilusión por lo que pueda llegar a ser. También hay ciertas dudas y desconocimiento aún, por eso, a lo largo de este año vamos a acudir a todos los ayuntamientos que forman parte del parque, para explicar a los vecinos el proyecto, darles a conocer la realidad y responder a las dudas que puedan tener. También es verdad que durante los últimos 15 años ha cambiado la percepción de la gente, al principio había más desconcierto con la declaración como parque, pero muchos se han dado cuenta de la oportunidad que puede ser.
¿Se ha valorado la repercusión turística y económica que puede tener?
Todavía no. Una de las iniciativas futuras, y que llevarán a cabo las empresas del territorio y también en la casa del parque, es hacer un recuento de los visitantes, para tener un perfil del tipo de turista.
Cuando sucedió el incendio de este verano se sorprendió de que a pesar de ser al 100% dentro del parque, apenas se hacía referencia a ello. ¿Le ha llevado a tomar alguna medida concreta para fomentar su conocimiento?
Desde que los proyectos se piensan hasta que se ven, llevan un tiempo. Uno de nuestros principales objetivos es que el parque se conozca e intentamos llevar su mensaje a todas las partes. En esta línea estamos ya ultimando los folletos con información general del mismo. Se los entregaremos a los ayuntamientos para que los repartan entre los vecinos. Nuestra intención es que primero conozcan el parque las personas que viven en él y luego los demás.
Siguiendo con la información, ¿cómo va a ser la señalítica?
Va a ser de varios tipos diferentes. Por un lado aquellas señales que se van a instalar en las carreteras principales y que van a ir derivando al visitante para entrar en el parque. En este sentido estamos gestionando los permisos con los titulares de las carreteras. Por otro lado, también se colocarán otras que indiquen que se está dentro del parque y que también servirá para reforzar a sus habitantes el sentimiento de pertenencia. Igualmente, en cada uno de los 24 núcleo de población (de 21 municipios) habrá paneles que recuerden al visitante que está dentro de este espacio y le mostrará algunos de los recursos con los que cuenta esa población y el propio territorio protegido. Cada día descubro cosas interesantes en cada uno de ellos y para nosotros son todos igual de importantes, independientemente del número de hectáreas que aporten.
«La Casa de Cultura de Silos será la otra sede. Queremos aprovechar el flujo de visitantes de la localidad»
Sabinares del Arlanza-La Yecla contará con dos sedes como casa del parque. ¿Cuándo comenzará la actuación en San Pedro de Arlanza y cuándo será una realidad?
Siempre tuvimos claro que el monasterio, ubicado en el corazón del cañón del río, tenía que ser una de esas entradas la parque. Usaremos tres plantas de sus alas sur y este y tendrá un contenido expositivo y museístico. También queremos mostrar información del propio monasterio, de yacimientos arqueológicos cercanos y generar curiosidad en el viajero, no solo para que visite el parque, sino otros lugares dentro de él, como el Museo de Geología y Fósiles de Tejada, o de fuera pero próximos, como el de Dinosaurios de Salas, de hecho, el primero que se encontró fue en La Revilla, dentro del parque. Hay ya una partida de 1,7 millones a disposición de este proyecto, que incluye también adecuar el aparcamiento y la tenada que hay al otro lado de la carretera. Confiamos en poder licitar todo este año y que en el 2024 ya esté funcionado. La idea de San Pedro de Arlanza como casa del parque es que sea un centro dinámico, vivo, de actividad, con salas para coworking y polivalentes, para cursos o conferencias. De hecho, hay colectivos que ya están planteando actividades para desarrollar en este lugar.
¿Y la sede de Silos?
También tuvimos claro que, dadas las dimensiones del parque, casi 40.000 hectáreas, podía haber dos sedes, y una de ellas tenía que estar dentro de un entramado urbano. En este caso se ubicará en la antigua casa de cultura de Silos. La localidad recibe cada año un número ato de visitantes atraídos por el monasterio y su cultura y queremos aprovechar este flujo para derivarles también hacia el parque. El objetivo de ambas sedes es que sean la puerta de entrada, que la gente de allí se mueva, no que la visita a ellas sea el fin último. Queremos viajeros, gente que venga con ganas para disfrutar con tiempo del territorio y que estén en él varios días para descubrirlo.
¿Se crearán nuevas rutas para ello?
Los ayuntamientos y asociaciones de la zona han hecho ya un buen trabajo marcando rutas de senderismo durante los últimos años y creemos que en este sentido hay ya una buena oferta de caminos señalizados que siempre se pueden complementar o unificar. En lo que si estamos trabajando es en la creación de una serie de rutas BTT, porque el paisaje de media montaña del parque se presta para ello, además de que existe la demanda por parte de los que practican este deporte. Ya estamos finalizando el diseño de 11 rutas de distinta dificultad. Una de ellas será perimetral y se llamará el Gran Sabinar. Estarán repartidas por todo el parque y pasarán por sus lugares más interesantes, además de por los 24 núcleos de población. La idea es promocionar y promover que quien venga de fuera pueda dejar el coche y recorrer el parque andando o en bici a través de esta red que recorrerá los puntos más emblemáticos.
Respecto a la conservación del medio ambiente, ¿se están aplicando medidas nuevas?
Antes de ser declarado como parque este espacio ya gozaba de dos figuras de protección, ZEPA y ZEC. Ya hace años que desde la oficina comarcal de medio ambiente se vienen desarrollando trabajos de conservación previa, como control de censos, gestión o emisión de informes, y ahora, el hecho de ser parque natural, implica que se hayan reforzado esos trabajos para cumplir con la normativa. También se está trabajando con el cangrejo autóctono, para mejorar la conservación de la especie, y haciendo un recuento de charcas y puntos de agua para tener un mayor conocimiento de los anfibios. Por otro lado, las labores de conservación que durante siglos han hecho de este espacio los vecinos también son fundamentales para que hoy sea lo que es.
Haremos reuniones este año en todos los pueblos para explicar el proyecto a los vecinos»
¿Atraer el turismo es un objetivo en el que están trabajando?
Si, es una de las patas dentro de la promoción de su uso público. Las otras dos son la conservación del territorio, el paisaje y el patrimonio, y su desarrollo socioeconómico. En este último caso vamos a intentar que este territorio tenga futuro, que ya lo tiene, porque aunque haya pocos habitantes hay muchas iniciativas. El parque en si es ya una marca, indica que por lo menos es un territorio bello, con valores sobresalientes que le ha llevado a esa distinción. Deseamos que esto sirva para las personas que viven aquí, que sus productos puedan tener un valor añadido o que puedan ofrecer algún tipo de servicio a mayores.
¿El bosque también es fundamental en su planteamiento?
Claro, una de las señas de identidad de este parque es el hábitat del sabinar. Hay más de 12.000 hectáreas de sabinas, casi un tercio del total. Está considerado como hábitat prioritario y una rareza de bosque a nivel europeo. Nos parece que la sabina tiene que estar en primera línea, por eso estamos trabajando en el diseño de un catálogo para el mobiliario de uso público y que estará elaborado con esa madera. Todos los muebles y señalización que haremos para el parque trataremos de que sean de este árbol, incluso estamos trabajando por intentar destinar a este fin parte de la madera víctima del fuego y que se pueda recuperar. También hay que dejar claro que el parque es el resultado de un paisaje intervenido, por pastores, carboneros o la gestión forestal. Conservarlo no es algo estático, no es hacer nada, implica también, por ejemplo, hacer trabajos forestales. En Doña Santos hay una empresa maderera y me parece importante mostrar como la industria forestal convive con un espacio protegido. Un parque pone al hombre dentro y tiene que permitir que las personas puedan vivir dentro de este territorio.