El talento mirandés no tiene fronteras, como demuestra el cineasta Arturo M. Antolín. Con solo 32 años, lleva una década en Londres, trabajando como editor en obras de directores de la talla de Michael Winterbottom y en vídeos de bandas como Coldplay, pero además sigue explorando su faceta de guionista y director. De hecho, ya ha creado el largo Hard as Indie y un gran abanico de cortos. Precisamente, dos de esas breves piezas llegan a su ciudad natal hoy.
La Asociación Otrosojos emite, en dos pases por la tarde, Black Eight y Ruth en la Casa de Cultura. Antolín explica que el primero, creado por él en solitario, se rodó en 2015 y narra «la historia de dos hombres que están en un pub para jugar a un juego menos inocente de lo que parece». El segundo, que contó en 2019 con el apoyo de Directors UK y ARRI en el apartado logístico, cuenta en un plano secuencia «la historia de una mujer con demencia que se pierde en su casa y se encuentra confundida».
Esa última pieza salió en 2020, pero el cineasta recuerda que «parecía que no iba a ningún lado, ya que la gente conecta, pero no había tenido tanto público», quizá porque «buscaban cosas más alegres en la pandemia». Eso ha cambiado, pues lo han seleccionado para varios eventos este año y está en consideración para los British Independent Film Awards. Y la cosa no termina ahí, dado que acaba de recibir el premio de mejor corto británico en el North East International Film Festival.
Antolín remarca la importancia de ese éxito porque le ha permitido a él, al codirector Paul Romero y a la coguionista Kerry-Ann Calleja generar nuevas «conexiones» en el sector, de las que «pueden salir proyectos». El cineasta reconoce la «alegría» por este hito, sobre todo, tras el «interesante viaje» de la obra.
También está «contento» porque Otrosojos apueste «por algo distinto» para su sesión, ya que suele elegir largometrajes. Pero va más allá. El joven adelanta que en la cita conversará con los asistentes, lo cual servirá para despejarles dudas, pero también para que él sepa «qué parte de la historia conectan mejor». Es decir, el encuentro «es una cuestión de aprendizaje».