El área municipal de Licencias se ha cansado de los incumplimientos y empezará a sancionar a las empresas de telefonía que no cumplan con la norma y sigan haciendo el despliegue de la fibra óptica por las fachadas. Las quejas formuladas por los vecinos de la plaza Dos de Mayo, que han visto sus bloques recién restaurados llenos de cajas de conexión y cables con total impunidad, ha hecho saltar las alarmas y ya no habrá más permisividad.
El concejal de Licencias, Ignacio Peña, aseguró ayer que se perseguirá a los incumplidores y se les abrirá el consiguiente expediente sancionador. «Hay empresas como Telefónica que están cumpliendo, pero hemos recibido quejas de que Orange o Digi hacen las acometidas por donde les da la gana. Hay una norma y se debe cumplir», afirmó, al tiempo que advirtió de que ya se ha dado orden a la Policía Local para que actúe si detecta incumplimientos.
La decisión se dio a conocer ayer en el seno de la Comisión de Licencias y la concejala socialista Dolores Ovejero, que en el anterior mandato coordinó el acuerdo con Telefónica para la extensión de la fibra en el centro histórico, propuso que se remitan cartas a todas las compañías de telefonía y también a los administradores de fincas para hacerles saber la necesidad de cumplir con la normativa.
El acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento y la multinacional hace dos años no pudo culminar con el objetivo de un despliegue total respetando las fachadas y cableando por el interior de los edificios y se ha quedado en el 50% del plan original. La compañía superó las 250 actuaciones y llegó a las 11.000 unidades inmobiliarias en cobertura, pero los problemas encontrados sobre el terreno durante los trabajos por la negativa de algunas comunidades a dejar instalar la caja terminal óptica (CTO) dentro de los portales ha sido el principal obstáculo que ha impedido cumplir con el programa.
Esta situación no solo ha perjudicado a otros vecinos sino también a los comercios ubicados en los bajos. Por ello, desde las organizaciones comerciales se reclama al Ayuntamiento que desatasque esta situación e informe a las comunidades de propietarios para que vean la utilidad y el servicio que aporta la instalación de la fibra en sus fincas y den su visto bueno. Se está intentando por todos los medios tratar de desatascar el problema caso por caso, pero no es fácil.
En otras ocasiones, otras compañías que se disputan el mercado no han respetado las normas, como ha sido el caso de la plaza Dos de Mayo. Las fachadas recién restauradas de esta zona residencial, que integran a 243 viviendas, vuelven a estar ocupadas por cajas de conexión y cables pese a haber dotado a la mayor parte de los edificios de canalizaciones internas para ocultar las telecomunicaciones.
El hartazgo vecinal, expresado en quejas escritas a la compañía instaladora, Orange, y al Ayuntamiento de Burgos, obedece a que no solo estas comunidades pagaron el soterramiento del cableado eléctrico y de telecomunicaciones, sino que hay vecinos que han desembolsado hasta 20.000 euros por vivienda para aislar térmicamente las fachadas, dotarlas de una canalización interna para el cableado, pintarlas y embellecerlas.
Por el contrario, se han colocado sobre las fachadas, sin la autorización de las comunidades, las cajas de conexión con sus consiguientes cables y la compañía encargada de la tarea ha dejado, además, los antiguos cables telefónicos que surcan las fachadas y unen los diferentes edificios en altura. Esta queja consta en un correo electrónico remitido a la operadora implicada y al Ayuntamiento, al que se recuerda que la normativa municipal no permite el cableado de las fachadas.
La problemática no es nueva y es extensible a varias zonas residenciales de la ciudad, especialmente su centro histórico. El acuerdo que se alcanzó con el Ayuntamiento cuando esta barriada, construida en los años 40, dejó de depender de las Fuerzas Armadas (en el año 2000) incluyó el soterramiento de todo el cableado de la zona. En su día, los vecinos abonaron 12.000 euros por eliminar los cables eléctricos de la plaza Dos de Mayo con la idea de hacer lo mismo con los de las telecomunicaciones. También se aprovecharon las ayudas públicas para el aislamiento de fachadas para ocultar el cableado antiguo de la mayoría de los bloques que la conforman.