El estallido de la crisis financiera de 2008 supuso un antes y un después para la economía española. La herida abierta desde aquel entonces en colectivos como el de los jóvenes que hacen sus pinitos en el mercado laboral no ha logrado cicatrizar. Es más, no hace sino abrirse más y más a cada curso que pasa si la comparamos con la de los jubilados, ya sanada.

Los 771 euros que ganaba de media en 2008 un burgalés entre los 18 y los 25 años son ahora 713. El retroceso del poder adquisitivo del 7,5% -58 euros menos al mes- que destapa la Agencia Tributaria choca de forma casi escandalosa con la revalorización que han sufrido las pensiones. Los ciudadanos con derecho a una prestación tras una larga vida de aportaciones a la Seguridad Social han visto cómo sus ingresos pasaban de los 811 euros mensuales del 2008 a los 1.325 del 2022.

El avance del 63% de esta cuantía avala que en estos momentos los jubilados burgaleses ingresen cada 30 días casi el doble que los jóvenes que empiezan a cotizar. Mientras que los primeros no han parado de recibir a cada año más dinero -merecido lo tienen después de todo lo aportado- los sueldos del eslabón más precario del mercado laboral provincial han vivido un auténtico torbellino.

El inicio del desastre financiero de 2008 hundió las nóminas de los menores de 25 años hasta 2015: aquel curso sus remuneraciones medias de tocaron fondo con 532 euros al mes. Desde aquel entonces experimentaron una senda de altibajos que ha desembocado, avalada por decisiones como las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI) o las bajadas del paro, en los 713 euros actuales.

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