Nubarrones, otra vez, en el cementerio de Aranda

L.N.
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Tras la excedencia de un empleado y las vacaciones de otro, la próxima semana sólo habrá un operario, algo que ya sucedió hace unos meses. El lunes los acompañantes de un difunto ayudaron en el entierro

Los trabajadores de las funerarias llevan un tiempo ayudando a los operarios del cementerio municipal de Aranda. - Foto: Valdivielso

Una vez más, se avecinan nubarrones en el cementerio municipal de Aranda de Duero. Los problemas de falta de personal se han convertido ya en una constante. Si el año pasado el camposanto se quedó un tiempo con un único operario, esta situación podría repetirse la próxima semana ya que uno de los trabajadores ha solicitado una excedencia por un año (que ya ha entrado en vigor) y otro disfrutará de una parte de sus vacaciones. Así que el tercero se quedará solo, a la espera de que el Ayuntamiento envíe algún refuerzo de la Brigada de Obras. Una situación que sufren, especialmente, las familias de los difuntos. Sin ir más lejos, este lunes algunos allegados tuvieron que ayudar a la plantilla municipal a quitar unos hierros y después a colocar la losa sobre la tumba. Asimismo, desde hace meses, sacan adelante su trabajo gracias al apoyo de los empleados de las funerarias. Sin ellos su labor sería totalmente inviable, dado que sólo la lápida pesa un mínimo de 100 kilos y el descenso de un féretro requiere al menos cuatro personas.

Teniendo en cuenta que en 2021 el cementerio llegó a quedarse sin ningún trabajador en activo por diversas bajas y una jubilación y que en 2022 un único operario tuvo que afrontar los entierros como pudo, ahora la plantilla se teme lo peor. «Nos han dicho que lo están analizando. A ver cómo lo solucionan», indican, mientras recuerdan que el año pasado también les trasladaron unas palabras muy similares y, sin embargo, la situación fue calamitosa. Hasta el punto de que el marido de una difunta se vio obligado a echar una mano a los operarios. Así las cosas, este fin de semana uno de los empleados estará de guardia y el otro de retén. Por lo que, en caso de funeral, el trabajador de guardia avisará a su compañero y junto con las funerarias garantizarán el servicio. No obstante, el siguiente fin de semana es cuando podrían llegar los problemas. Con uno de excedencia (algo que según fuentes consultadas por este diario avisó hace un mes), otro de vacaciones y el tercero con labores de retén, las incógnitas se multiplican. «¿Quién va a abrir el cementerio?¿Quién trabajará en caso de entierro?», cuestionan al respecto al tiempo que insisten en que no habrá nadie de guardia. 

Ahora bien, más allá de la próxima semana, el problema va para largo porque una plantilla de solamente dos trabajadores para el camposanto resulta insuficiente a todas luces. «Van a venir los problemas. Esto ya ha pasado más veces. Se ha avisado con tiempo y, sin embargo, llega el momento y no hay sustituto», advierten. 

Por su parte, el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento arandino, Carlos Fernández, se limita a indicar que no hay bolsa de empleo a la que recurrir, ya que la que se creó  solo tenía cuatro integrantes. El año pasado, a raíz de la baja por paternidad de uno de ellos, se recurrió al cuarto pero ya estaba trabajando. Después, en mayo de 2022, se formó otra bolsa de peones en la que se incluían perfiles relacionados con fontanería, electricidad, albañilería o cementerio. Preguntado por esta opción,Fernández apunta que la bolsa va ligada a Obras y que no dispone de más información al respecto. 

Extintores caducados. Los problemas en el cementerio arandino van más allá. En el apartado de dotaciones hay unas cuantas reivindicaciones sin atender. Entre ellas figura el hecho de que los extintores llevan caducados desde 2020 o que el camposanto no dispone de desfibrilador. Los trabajadores apenas han recibido un par de pantalones y unas botas tras meses solicitando nuevas equipaciones. De momento, siguen sin construirse más sepulturas, agotadas desde hace meses. «Y todo está lleno de uralitas», rematan.