Si algo tiene claro Alicia del Río es que no quiere pasar por un segundo infarto. El corazón le dio un susto en octubre de 2022, nada más jubilarse, y se lo tomó muy en serio. «Siempre he sido activa, pero a partir de entonces empecé a caminar dos horas al día y me da igual el tiempo que haga, yo salgo», cuenta, antes de aclarar que también se apuntó a tonificación y, desde hace cuatro meses, a la rehabilitación cardíaca que organiza la Asociación Burgalesa del Corazón (ABUCOR) en el centro deportivo Talamillo. «Me encuentro mejor, sí. Estoy mucho más ágil y noto que me fatigo menos», asegura, ante el asentimiento generalizado de quienes, como ella, pedaleaban sobre la bicicleta estática.
La entidad puso en marcha el programa de 'Entrenamiento aeróbico cardiovascular' por insistencia de los cardiólogos del HUBU, cuya unidad de rehabilitación del corazón solo tiene capacidad para atender la fase urgente de la recuperación del músculo. Es decir, tras un infarto, una valvulopatía, un problema coronario severo o una cirugía, el hospital público pauta entre 18 y 24 sesiones de rehabilitación. «Pero ya te dicen: vosotros tenéis que hacer deporte toda la vida», recuerda el tesorero de ABUCOR, Tasio Villanueva, para contextualizar cómo se fundó la asociación y el porqué de su programa estrella: el entrenamiento dirigido. Porque deben hacer deporte, sí, pero no de cualquier manera. «La condición imprescindible para acceder es traer un informe del cardiólogo en el que, tras una prueba de esfuerzo, se especifique cuál es la frecuencia cardíaca límite», subraya, añadiendo que para poder trabajarla sin pasarse cuentan con el fisioterapeuta especializado Jorge Villaverde. «La rehabilitación ayuda y mantiene, para que puedan hacer una vida normal y no condicionada por su problema cardíaco», afirma.
La rehabilitación cardíaca empezó en mayo del 2022, gracias a la colaboración del Ayuntamiento con la cesión de espacios del Talamillo y con 8 usuarios repartidos en dos grupos: uno de mañana y otro de tarde, dos días a la semana. Ahora, con 35 inscritos han tenido que abrir otro grupo matinal y, según destaca Villaverde, tienen capacidad para ofertar una tercera sesión por la mañana. «Hay personas interesadas que, de momento, vienen al grupo de tarde», explica Villaverde, aclarando que, luego, reorganizarán los grupos.
El fisioterapeuta, Jorge Villaverde, supervisa el ejercicio de Constantino Díez, que fue uno de los primeros en acudir a la rehabilitación de ABUCOR. - Foto: Luis López AraicoLa primera ampliación de horarios permitió la participación de personas como Laura Martínez, con una cardiopatía congénita de la que fue operada a los 4 años y, de nuevo, en 2023. «Mi cambio de vida ha sido tremendo, no tengo la misma capacidad y todavía me falta», explica, matizando que desde que acude a ABUCOR, «noto que tengo más forma física, que aguanto mucho más y que estoy tranquila. Me daba miedo ponerme por mi cuenta, así que estoy contentísima: aquí estamos muy controlados».
Martínez ejemplifica el cambio radical de la atención a los pacientes cardíacos: «Hace cuarenta años me dijeron que no hiciera nada de deporte, ni siquiera gimnasia en el colegio. Y qué pena, porque hubiese sido mejor», dice, recordando que no se trata solo del beneficio que aporta el ejercicio físico, sino del impacto que tiene en la vida en general. «Hacer deporte de forma tan personalizada ayuda a estar más tranquilo en general», zanja.