El Ayuntamiento de Burgos ya empieza a asumir que las condiciones de financiación de la deuda de los consorcios quizás no se puedan cumplir según lo previsto. Tras unos años de bonanza, en los que se demostró que había demanda tanto de parcelas industriales en Villalonquéjar IV como de residenciales en el suelo del desvío del ferrocarril, la caída del mercado a raíz de la covid va camino de dejar a la ciudad sin ingresos durante dos años consecutivos.
Hace unos días supimos que el Consorcio de Villalonquéjar necesita ingresar 5 millones antes del 31 de julio si quiere cumplir con los compromisos de amortización de deuda, después de que el año pasado solicitase un aplazamiento en el pago de 3 millones ante la dificultad para concretar operaciones de venta.
Por su parte, el Consorcio del desvío acaba de abonar algo más de 3,6 de la llamada «deuda no sostenible», aquella que en ningún caso se podrá abordar con la venta de parcelas, y también presenta dificultades para concretar las ofertas y opciones de compra que ha ido concertando en los últimos meses.
Así las cosas, el alcalde de la ciudad, Daniel de la Rosa, empieza a mentalizarse de que podría necesitar una refinanciación de la deuda. «Yo quiero ser realista», explica, «es posible que haya una ralentización en el ritmo de ventas que llevábamos antes, y si tenemos que ir asumiendo algunos pagos nosotros pues igual hay que valorar que lo haga el Ayuntamiento como tal, porque tenemos recursos, y si no habrá que hablar con las entidades financieras para una refinanciación de la deuda».
Se refiere el regidor a dos escenarios distintos. En uno de ellos serían las arcas municipales las que asumirían el pago de la parte llamada «sostenible», la que en teoría estaba previsto vender, puesto que en la actualidad la deuda propiamente achacable al Consistorio está bajo mínimos. En concreto, apenas suponen 2 millones y esto permite afrontar esfuerzos inesperados.
En el otro supuesto, habría que volver a sentarse con los bancos, como ya ocurrió en 2017 tras numerosos tiras y aflojas políticos, para negociar nuevas condiciones de financiación. «No quiero ser tan pesimista, yo barajo más bien la opción de que se vayan cumpliendo los plazos, pero si llega el año que viene o el siguiente y no se cumple con la deuda sostenible, el Ayuntamiento tendrá que refinanciarla otra vez», concluye.
Más de 200 millones. Los consorcios acumulan a día de hoy una deuda superior a los 200 millones de euros. El del desvío, creado para abordar los gastos de la salida de las vías del tren del centro de la ciudad y para vender los terrenos resultantes, tiene unos 105 millones de deuda sostenible que debería cubrirse con las ventas y otros 35 que pagaría directamente la ciudad. Por su parte, el de Villalonquéjar IV que costeó la gigantesca expansión del polígono industrial, tiene 67 millones de deuda sostenible y otros 25 de no sostenible.
Aunque este último tiene una cifra inferior, los responsables municipales han reconocido recientemente que se muestran más preocupados por su evolución, puesto que últimamente está habiendo menos operaciones de enajenación en terrenos industriales que en residenciales. Además, en el del desvío, recientemente se han modificado criterios que limitaban el uso terciario en los terrenos, un factor que dificultaba las operaciones al hacerlas menos atractivas para la promoción inmobiliaria.