Más de 10 millones en pagos por heladas y granizo en la vid

I.M.L. / Aranda
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Según la estimación de Agroseguro, en la Ribera del Duero hay más de 12.400 hectáreas afectadas, que equivalen al 64% del viñedo plantado en la zona burgalesa, la gran mayoría estropeadas desde abril

En la zona de Gumiel de Mercado, las viñas primero se helaron y las que sobrevivieron soportaron el granizo. - Foto: Alberto Rodrigo

Con las parcelas de viñas avanzando en la maduración de la uva que ha quedado en las cepas, los agricultores que se han visto afectados esta campaña por fenómenos meteorológicos adversos están a la espera de que los técnicos de tasación para concretar las indemnizaciones. Antes de realizar los informes específico, Agroseguro realiza una estimación previa que da la medida de la cantidad de cosecha que se ha perdido ya. En la comarca de la Ribera del Duero en la provincia ha recibido partes de siniestros que corresponden a 12.400 hectáreas, lo que equivale al 64% de todo lo que hay plantado en suelo burgalés y el 45% del total de la superficie amparada por la DO en las cuatro provincias.

Los peritos de Agroseguro aún no han realizado la inspección definitiva para completar los expedientes de indemnización, pero manejan una estimación que supera los 10 millones de euros, que son dos más de los cálculos que se hicieron  a principios del mes de mayo, cuando se fiaba la cifra definitiva a la evolución durante el verano y a la posible recuperación de las plantas después de los golpes de hielo.

Lo que no se podía prever eran las granizadas que vendrían después, sobre todo la que se registró el 19 de mayo, que vinieron a rematar algunas parcelas que habían sufrido las heladas y a afectar a otras que se habían salvado.

En el reparto de las hectáreas afectadas en función del fenómeno meteorológico que las dejó dañadas queda patente que fueron las temperaturas bajo cero las más dañinas para esta cosecha. De la superficie total, que podría aumentar una vez que se vean los daños sobre el terreno, el 72,5% corresponden a parcelas echadas a perder por culpa de las heladas, sobre todo las que se produjeron durante la segunda quincena de abril, mientras que el resto, en torno a 9.000 hectáreas, sufren daños por el pedrisco que trajeron asociadas algunas tormentas, concentradas la mayoría en torno al tercer fin de semana de mayo.

Estas previsiones vienen a confirmar con datos los cálculos que vienen haciendo los viticultores y bodegueros de la zona, en los que los más negativos aseguran que han perdido más del 60% de la cosecha de este año en muchas parcelas. Con información sobre el terreno, la semana pasada ya había adelantos de estimación de la futura vendimia. «De kilos, por lo que vamos aforando en distintas parcelas y zonas, se recogerá más o menos el 50% de la cosecha», cuantificaba Daniel Maestre con los datos empíricos que recabados a pie de cepa.

Para concretar el listado definitivo de parcelas afectadas este año, y que van a recibir indemnización por los daños irreparables en la cosecha, los técnicos de Agroseguro empezarán dentro de diez días, una vez que hayan concluido sus labores de tasación en otras zonas de producción donde la recogida del fruto es más temprana, como son Extremadura, Aragón o Cataluña. Cuando completen allí su labor, se desplazarán a la Ribera del Duero para completar aquí sus informes sobre el terreno.

Mientras tanto, en las parcelas que se han librado de los fenómenos meteorológicos adversos las uvas van avanzando en su maduración. Después de los calores extremos de principios de agosto, el aumento de la gradiente térmica está facilitando una evolución más lenta. «Ahora tenemos una mayor amplitud térmica del día a la noche, incluso de 20 grados de diferencia, lo que conlleva una maduración lenta de la uva, ayudando a que se recupere la planta», apunta José Manuel Pérez Ovejas, de Dominio de Calogía, que fija el inicio de la vendimia para la última semana de septiembre «si las condiciones no cambian». Aunque todavía falta un mes para que se generalice la recogida de la uva en esta zona, Pérez Ovejas apunta a que «puede ser un gran año desde el punto de vista de la calidad» porque las cepas vienen con poca carga y la uva ahora está muy sana.