Invertir esfuerzo y capital en una empresa que, a la postre cree empleo y genere economía en la zona en la que se ubica, es siempre una heroicidad. Hacerlo en el medio rural, donde las oportunidades son mucho menores que en las capitales y los retos se multiplican, es algo extraordinario. Prefabricados Cogollos es un ejemplo de esta última forma de ver la vida. La compañía familiar acaba de inyectar más de un millón de euros en ampliar sus instalaciones, ubicadas en este pueblo junto a la A-1, lo que repercutirá en oportunidades laborales para los municipios y vecinos de la comarca.
La enorme cartera de pedidos de todo tipo de productos prefabricados de hormigón -especiales y a medida- que les demanda el sector de la construcción avala que la firma acabe de levantar una gran nave y que tenga proyectado ejecutar una segunda. El aumento de capacidad que prevén ganar con esta inversión vendrá avalada de un incremento del equipo humano que se desplaza a diario hasta Cogollos. «En el último año hemos incorporado a 8 trabajadores y esperamos sumar otros 5 o 6 con las ampliaciones», explica Luis, segunda generación de la familia Usón que lidera la compañía. Todo ello poniendo en contexto que la plantilla la formaban hace unos meses 20 personas, a las que habría que añadir una decena de puestos indirectos representados en los camioneros que llevan las piezas a sus destinatarios o les proveen de materia prima.
«Encontrar personal es muy complejo, máxime en los pueblos», reconoce Usón. Sin embargo, la puesta en marcha de un horario que les permite conciliar -de 8 a 16 horas- ha atraído en los últimos meses a varios trabajadores desde empresas de la capital. «Intentamos que sean de la zona. La mayoría son de Lerma o de Quintanilla del Agua», explica. Soldadores de ferralla, encofradores y peones de construcción -además del personal de oficina- forman su equipo humano.
La variedad de piezas y/o elementos que salen de sus instalaciones es casi infinita. - Foto: Luis López AraicoEl millón de euros se empleará, además de levantar dos grandes naves -una ya está en pie-, en comprar dos excavadoras, una volteadora de arquetas o instalar un puente grúa para mover las piezas en el interior del recinto. «El mayor problema es que la construcción en Madrid está tan a tope que no damos a basto con nuestra producción», admite. Y es que la proliferación de viviendas al sur de la capital de España, cuya ejecución viene aparejada de una urbanización del suelo -y del subsuelo, donde son expertos en proveer piezas prefabricadas de hormigón- es su caldo de trabajo perfecto. «Las grandes empresas producen en serie, nosotros nos especializamos también en piezas 'bonitas'», recalca.
Su horario de 8 a 16 horas, que fomenta la conciliación, ha atraído a personal desde Burgos
Arquetas, pozos, muros separadores, pilones y abrevaderos, imbornales (sumideros para el drenaje del agua), embocaduras, nichos para cementerios, tubos y canaletas, pilones, abrevaderos, bajantes de talud... son miles, casi infinitas, las variantes que se diseñan y fabrican en el interior de las instalaciones, donde se consumen a diario más de 250 toneladas de hormigón. Uno de los elementos más icónicos y reconocibles que se crean a diario son las barreras New Jersey. Su nombre puede que no suscite nada a primera vista, aunque si especificamos que son las encargadas de separar los flujos de tráfico en las carreteras o proteger las zonas en obras en las autovías o autopistas quizás sean más conocidas. «La inmensa mayoría de las que hay repartidas por las carreteras del norte de España y el sur de Francia han salido de Cogollos», recalca orgulloso Luis Usón.
Clientes por todo el mundo. Además de obra civil -pública y privada-, desde hace unos años se han adentrado en el sector de las energías renovables, un mercado que les está reportando numerosos beneficios y la suscripción de contratos por todo el mundo. Escocia, Polonia o Emiratos Árabes Unidos son alguno de los destinos más lejanos a los que han llegado sus productos. A Abu Dhabi, capital de esta última nación de Oriente Medio, mandaron decenas de contenedores con arquetas para colocar en un parque fotovoltaico. No se trataba de piezas al uso, sino que sus clientes las pidieron con unas características extraordinarias que la firma que dirige Usón no dudó en fabricar. «No encontraban empresa que les hiciera ese lote con unas exigencias tan locas y fuera de mercado y nosotros se lo hicimos», sentencia Usón.