La unión de la pluma y la sapiencia

G. Cabellos (EFE)
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La pareja literaria formada por Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga se adentra de nuevo en el ser humano con 'La conciencia contada de un sapiens a un neandertal', donde intentan desentrañar cómo funciona el cerebro

Juan José Millás (i) y Juan Luis Arsuaga (d) forman una de las parejas más populares del sistema literario español - Foto: EFE. EFE/Marta Pérez

Filosofía, evolución humana y biología. Tres disciplinas que se entrelazan en la nueva y apasionante entrega de Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga, La conciencia contada por un sapiens a un neandertal, un volumen que se adentra en el órgano más misterioso del ser humano: el cerebro.

Una de las parejas más populares y exitosas del panorama literario se vuelven a fusionar para conjugar a la perfección la pluma de Millas y la sapiencia de Arsuaga con un ejemplar en el que concluyen que «la mente es un enigma que aún no hemos podido convertir en problema».

Si en los dos libros anteriores (La vida contada por un sapiens a un neandertal y La muerte contada por un sapiens a un neandertal)  los autores discutían sobre la vida y la muerte, dos cuestiones «netamente biológicas», según Arsuaga, esta tercera entrega indaga en la consciencia humana, por lo que el debate se torna en algo psicológico en el que «hay más espacio para la especulación filosófica, porque hay muchas puertas todavía sin abrir», tal y como apunta Millás.

En cuanto el antropólogo y el novelista comienzan a pensar en el cerebro, aparece otra cuestión, la de la autoconciencia: «nuestra especie tiene ese ojo que mira para dentro y examina sus pensamientos», una característica exclusiva del ser humano, aunque Arsuaga aligera nuestra responsabilidad asegurando que esto se da de manera incipiente en otras especies, «lo cual es un alivio, porque quiere decir que no somos una rareza, sino una línea que ha avanzado más».

«Las demás especies sí que tienen emociones y sensaciones, lo que pasa es que no examinadas, no solamente reaccionan frente al frío o al calor, sino que tiene una percepción, una experiencia subjetiva no examinada, pero que la sienten», apostilla Arsuaga, que asegura que esta es una característica de todos los mamíferos vertebrados.

Sobre cómo la ciencia aborda el estudio del cerebro, Arsuaga viaja a los mitos fundacionales de la humanidad para explicarlo, ya que la ciencia debe convertir el misterio en un problema para poder dar soluciones concretas, y lo que antes era un terremoto creado por la ira de un Dios, ahora es un sismo originado por las placas tectónicas.

Lo más interesante de su relación en este nuevo ejemplar juntos es que en los dos anteriores Millás solía decir no lo entiendo, pero en este ha dicho no estoy de acuerdo, como sucede en la explicación de la conciencia, que para el literato hay algo espiritual además de datos puros, mientras que el antropólogo se aferra al biologicismo.  

Estas diferencias hacen que esta tercera entrega contenga diálogos divertidísimos de una cabezonería total resueltos con inteligentemente.

El paleontólogo parte de la doctrina de que «un científico no puede hacer divulgación jamás, porque la divulgación se supone que es objetiva, y el científico tiene su teoría», así que se ayuda de las pertinentes dudas y la brillante pluma de Millás para hacer llegar al gran público cuestiones complejas de la naturaleza humana.

Así, uno toma cosas del científico y el otro pide prestadas otras tantas al escritor, lo que cristaliza en una obra reflexiva y divertida.