El HUBU ha recuperado la Unidad de Corta Estancia (UCE) de Urgencias para el objetivo con el que fue implantada en 2013: la atención de pacientes con una patología aguda (una infección, por ejemplo) o una desestabilización por enfermedad crónica (una insuficiencia cardíaca, por citar un caso) que requieren de un ingreso, pero breve, de entre 24 y 72 horas como máximo. El empleo genuino de este recurso era una reivindicación de los urgenciólogos burgaleses desde la explosión de la pandemia por coronavirus, en marzo del 2020, cuando se decidió dedicar este espacio -de 11 habitaciones individuales- a preingresos de enfermos con un positivo en SARS-CoV-2. El servicio se opuso, dado que era sabido y reconocido que la UCE funcionaba, pero se hizo caso omiso y, una vez retomada la actividad hospitalaria convencional y finalizada la pandemia, siguió usándose como zona de preingresos. Y, en algunos períodos, estuvo cerrada.
El HUBU fue pionero entre los hospitales grandes de la Comunidad en implantar este recurso, en enero del 2013 y después de años de insistencia. Pero tanto los entonces coordinadores de Urgencias como el equipo directivo del hospital estaban convencidos de las ventajas de disponer de un espacio que aliviara o evitara la saturación del servicio, redujera ingresos en planta no estrictamente necesarios y que, al mismo tiempo, garantizara una correcta atención de los potenciales pacientes, las más de las veces vulnerables por edad y/o por condición clínica. Y a esto se sumaba el factor, no menor, de la reducción de costes: acortar la estancia en el hospital conlleva un ahorro millonario. Algo que en el HUBU se corroboró en el primer año de funcionamiento, cuando se cifró en 2 millones.
En números concretos, y siempre según información oficial, la estancia media en el Complejo Asistencial de la capital fue en 2013 de 7,67 días, mientras que los pacientes de la UCE estuvieron en estas camas de Urgencias una media de 2,17 días. La diferencia es de más de cinco jornadas y, si se tiene en cuenta que esta unidad atendía cada año a unos 850/900 pacientes y que Sacyl cifraba en 462 euros el coste medio de cada estancia en un complejo como el HUBU, solo hay que hacer la cuenta para comprobar a cuánto asciende el ahorro.
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