Aunque no parece que su afán llegue tan lejos y, como le sucedió al Quijote, se enfrasquen tanto en la lectura que se les pasen 'las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer', se les seque el cerebro y pierdan el juicio, los candidatos a la Alcaldía de Burgos sí presumen de ser lectores y acumulan en el escritorio un buen puñado de títulos para afrontar la carrera hacia el 28 de mayo. Novela, ensayo, poesía, biografía. La mayoría confiesa ser más de librerías que de bibliotecas, todos tienen en el reloj a su peor enemigo y acusan la falta de tiempo y en su agenda entraba la celebración del Día del Libro ayer.
Las lecturas que ocupan actualmente a los números uno de las listas de los partidos con representación en el Consistorio dibujan un friso variopinto. Muchas se enfocan hacia la política y a otras se asían como la mejor evasión del día a día en los despachos.
El aspirante socialista, Daniel de la Rosa, acaba de empezar El mundo de ayer. Memorias de un europeo, de Stefan Zweig, que le acompañará durante la campaña. Otra cosa es que tenga tiempo para él. «Lo tenía pendiente porque es una autobiografía, un ensayo, que ofrece una visión y reflexión sobre el mundo», resume el alcalde y desvela que lo compró por recomendación del secretario general del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca.
Anota que cuando viaja siempre se lleva un libro y aprovecha los desplazamientos para leer, un placer que en el día a día le es esquivo. «Llego doblado a casa». Acaba de terminar Hijos de la fábula, de Fernando Aramburu, regalo de su mujer por San Valentín, que ha disfrutado, aunque, quizás, no tanto como Patria, «la novela que más me ha emocionado en los últimos años».
La política ha podido con la lectora en el caso de Cristina Ayala. La pretendiente popular ha vuelto a Extremo centro: el manifiesto, de Pedro Herrero Mestre y Jorge San Miguel Lobeto, un ensayo que ya leyó hace un par de años. «Es interesantísimo porque expone la necesidad de que el centro derecha haga un esfuerzo por estar en el movimiento cultural español», traza la también senadora, que ya ha encargado Crónica de la degradación democrática española, de Guadalupe Sánchez Baena, que llegará a las librerías en unos días.
Ayala se reconoce devoradora de novelas, «que me permiten evadirme», y lamenta que la exigencia de la campaña la haya apartado de ellas. Cuando le dé un respiro, la espera Todo arde, de Juan Gómez-Jurado, que empezó en enero.
Hace tiempo que la cabeza de lista de Ciudadanos cambió la novela por la biografía como su género favorito, aunque ahora mismo Rosario Pérez Pardo se acuesta cada noche con Roma Caput Mundi, de Andrea Frediani. «He acabado una biografía de Sócrates y me he enganchado al mundo clásico», revela y detalla que el principio de tan bélico se le está haciendo pesado. «Le daré una oportunidad, aunque yo si un libro no me convence, lo dejo. ¡Hay tantos para elegir!», expresa la candidata de los naranjas, quien lee cada noche, aunque sean dos páginas: «Es como mi pastilla para dormir. La lectura me ayuda mucho a desconectar».
Esa desconexión se la proporciona Mario Benedetti a la número uno de Podemos, Marga Arroyo. Dos poemas suyos antes de acostarse pueden mejorar el peor de los días. Pero al poeta uruguayo siempre acompañan otros. Ahora mismo lo hacen Santi Rivas, autor de Deja todo o deja el vino, que la concejala se compró tras asistir a su presentación con motivo de la jornada de El Alma de los Vinos Únicos y aún no ha empezado, y Silencio administrativo. La pobreza en el laberíntico democrático, de Sara Mesa, «deberes» de su equipo de trabajo.
Sus preferencias cuando la política deja paso a la simple lectora se dirigen hacia la novela negra. Andrea Camilleri es su autor fetiche y tiene pendiente el último, Riccardino. También empuja por ser leído Purgatorio, de Jon Sistiaga.
De tres libros distintos picotea Fernando Martínez-Acitores. La apuesta de Vox para la Alcaldía tiene abiertos Los demonios del Padre Joan, de Jaume Vives, «una novela muy divertida que leo cuando me meto en la cama»; En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras, de Stanley G. Payne, «que dejo más para el fin de semana»; y La fe es razonable, de Scott Hahn, «que me ayuda espiritualmente».
Y aunque aún no lo ha iniciado, tiene muchas ganas a Cien motivos para ser del Atleti, de Fernando Castán, un regalo de sus hijas por el Día del Padre. Y es que es «súper del Atleti, a muerte». Matiza que del Atlético de Madrid, por si alguien se confunde.
Cinco candidatos y una montaña de libros que, seguro, creció ayer.