Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sánchez sigue... y seguirá

02/05/2024

La reflexión que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, realizó de forma insólita durante cinco días y en los que sometió a la ciudadanía también a un periodo de meditación sobre las formas en las que se desarrolla la vida política, ha concluido con su propuesta de trabajar por la regeneración política pero sin concretar cómo se va a afrontar, tanto en lo que hace referencia a la renovación del CGPJ como a atajar la desinformación y los bulos, de tal forma que el punto y aparte que ha señalado que está dispuesto a aplicar en el resto de la legislatura queda muy difuminado, mientras que lo que ha pretendido descartar, el punto seguido, es lo que realmente queda de su cavilación, su disposición a mantener el liderazgo omnímodo y sin contrapesos en el seno de su partido para acabar la legislatura y volver a ser candidato en el próximas elecciones generales, si su partido se lo pide.  

Y su partido le va a pedir que siga, porque domina toda la estructura del partido. Porque el partido está hecho a su imagen y semejanza y desde el punto de vista ideológico pese al desgarro que ha supuesto ceder a la presión de los partidos independentistas que tiran hacia las cuestiones identitarias, y porque el PSOE se encuentra con que tiene un banquillo muy escaso y no cuenta con figuras capaces de sustituir el liderazgo de Pedro Sánchez dispuesto a morir con las botas puestas bajo unos resultados electorales que le sean nefastos, y aunque esa falta de previsión suponga para el partido una larga travesía del desierto. 

Porque parte del temor del PSOE en los días de sede vacante ha sido la posibilidad de que Sánchez decidiera dimitir. Aunque está tasado el proceso de sucesión de un presidente del Gobierno dimisionario, la salida más lógica habría sido la convocatoria electoral y ahí el PSOE se encuentra desarbolado y sin una solución de relevo. Los nombres que se pusieron sobre la mesa, el de la vicepresidenta primera y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Romero, que por escalafón tendría que ser la elegida, y la ministra portavoz, Pilar Alegría, carecen del suficiente peso político para sustituir a Pedro Sánchez. Y el partido tampoco podría mirar como en otras ocasiones hacia los "barones", primero porque son muy escasos, tienen poco peso orgánico, y uno de ellos es el castellano-manchego, Emiliano García-Page, a quien la militancia no respaldaría tras sus posturas críticas hacia todo lo que hace Pedro Sánchez, sobre todo en relación con los independentistas catalanes, ley de amnistía mediante. 

Con su decisión de seguir más allá de la presente legislatura, que si acaba supondrá que llevará en el gobierno nueve años y ha encabezado la lista del PSOE en tres ocasiones, Sánchez está aplazando el problema sucesorio a corto plazo, pero el problema de fondo sigue siendo el mismo, que no aparece en el horizonte una persona que sea capaz de representar un liderazgo potente y que a él no le interesa abrir ese capítulo.

Al PP le pasa lo contrario, qué a su líder, Alberto Núñez Feijóo, quién tanto en su línea pretendidamente moderada como por su derecha, tiene candidatos a su sucesión, con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, y con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, como representantes de las dos almas del PP, una más centrada y otra más dispuesta a hacer de la estrategia de la tensión su forma de abordar el debate político.