Hay amores que matan, dice un viejo refrán que se hace realidad cada vez que estalla la violencia machista, recientemente con una joven vecina de Burgos. Y suele ocurrir cuando las mujeres rechazan el rol de sumisión que tienen asignado en una relación sentimental y que lleva siglos incrustado en la conciencia colectiva. La aspiración de una mujer a ser independiente, con espacio y decisiones propias, son señales de alarma para algunos varones y su sentido de posesión. ¿Quién no ha escuchado, e incluso cantado, la famosa estrofa de la canción La media vuelta: Te vas porque yo quiero que te vayas./ A la hora que yo quiero te detengo./ Yo sé que mi cariño te hace falta/ porque quieras o no, yo soy tu dueño.
La música ha reflejado con enorme fidelidad el sentimiento trágico/tóxico de algunas relaciones amorosas, a veces envueltas en un halo romántico. Una canción tan icónica como Contigo, de Joaquín Sabina, glosa la idea de morir de amor como cénit de la pasión: Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,/ es que mueras por mí/. Y morirme contigo si te matas/ y matarme contigo si te mueres/ porque el amor cuando no muere mata/ porque amores que matan nunca mueren. Pero la dimensión metafórica de estos versos ha dado paso en otras canciones a la exaltación explícita y real de la violencia. Una columna que publiqué en noviembre se titulaba La maté porque era mía, glosando a Fito Cabrales, y a eso podemos añadir la famosa Delilah de Tom jones, el controvertido tema La mataré, de Loquillo o algunas letras de Los Ronaldos, entre otros, que normalizaban la violencia de género.
Pero no hablamos de fenómenos del pasado. Una reciente investigación liderada por la Universidad Pompeu Fabra, afirma que el sexismo de las canciones se ha agudizado considerablemente en la última década debido, entre otros factores, a la falta de filtro editorial de las plataformas de streaming. Entre los hits que suenan día y noche en los auriculares de nuestros jóvenes se encuentran muchos temas de Maluma, Bad Bunny, Rauw Alejandro y otros que denigran a la mujer hasta niveles abyectos. Escúchenlas, si las resisten, y verán que también hay canciones que matan, como los amores que las han inspirado.
(Esta columna está dedicada a la memoria de Andrea Bejarano y a todas las víctimas de violencia de género, desde el dolor y la rabia más profundos).