La comparecencia de Mazón en el Parlament valenciano sólo puede calificarse de ejercicio supremo de cinismo. Y este sería un detalle sin importancia, uno más, a los que nos tiene acostumbrada la clase política. Pero, detrás de ese relato inverosímil, está la mayor tragedia que ha padecido la Comunidad que él preside. Su conclusión es que se pudo haber hecho mejor, dato constatable cuando se han perdido más de doscientas vidas, pero que él, como presidente de la Generalitat, no tuvo la culpa de nada. Después de señalar como responsables a organismos públicos, instituciones, confederaciones, a Pedro Sánchez y a sus ministros, solo le faltó incluir a los barrenderos por no tener suficientemente limpias las calles por donde se desbordó el agua. Ni una palabra de qué hizo ese día trágico y, sobre todo, de su "ausencia", en una interminable sobremesa, sin acudir a la reunión de emergencias. Y se fue tan campechano como suele. Eso sí, asumió que, si no sabe gestionar la recuperación, no se presentará a la reelección. Como si Valencia se pudiera permitir una ineficacia más en el terrible coste económico de la DANA. Feijóo se está equivocando gravemente al intentar sostener y desviar las culpas de su barón autonómico, sabiendo que su caída les haría perder el gobierno de la Generalitat. En su objetivo de llegar a la Moncloa, Mazón puede ser un lastre que merme su credibilidad y su liderazgo dentro de la derecha. No se puede apoyar lo inaudito. Menos mal que Juanma Moreno, que llegaba con la lección aprendida, ha estado a pie de calle en Huelva y Málaga, se ha confinado prácticamente a la población y no ha habido muertes. Eso sirve a Feijóo para demostrar que los gobiernos autonómicos del PP "sirven". Pese a que no es equiparable la capacidad de liderazgo y la consistencia de los ejecutivos de Andalucía y Valencia. Es difícil mantener la confianza en un líder político que practica el "sostenella y no enmendalla" para no perder poder territorial, cuando lo acaecido ha sido portada de todos los medios internacionales por la gravedad de las inundaciones. ¿Quiere decir esto que, si Feijóo llega a la Moncloa, mantendrá en su cargo a cualquiera de sus ministros, hagan lo que hagan para no poner en peligro su Gobierno? ¿Qué grado de incompetencia hay que alcanzar para que Feijóo retire su apoyo? ¿O cree que la solución es dirigir la Generalitat valenciana desde la calle Génova, eligiendo a los nuevos consejeros, vigilando donde se invierten las ayudas, o como se reconstruyen los pueblos? Por cierto, que la propuesta de la ministra Diana Morant, de que lo destituyera el PP y pusieran al frente de un gabinete técnico a otro de sus siglas, no dejó de ser, una vez más, otra propuesta oportunista. Ya que, detrás de la "generosidad" de apoyar con sus votos al nuevo President, estaba la exigencia de que convocaran elecciones en 2025. Es decir: quítate tú que me pongo yo. Y, mientras, los ciudadanos siguen sacando barro.