Victoria Lafora

Victoria Lafora


Lo que hay que tener

27/03/2025

La frase chulesca y machista del presidente valenciano, por su referencia a los genitales de un hombre, por supuesto, y destinada a Pedro Sánchez, se entendió también como un aviso a su presidente, Alberto Núñez Feijoo. Un dirigente que no puede salir a la calle porque sus conciudadanos le insultan hasta quedar afónicos, que no ha sido capaz de reunirse con alguna de las víctimas de la dana hasta hace unos días, que sigue sin explicar qué hizo el día de la tragedia, se engalla tras su pacto con VOX. Es cierto que le permitirá aprobar los presupuestos, pero a costa de rechazar el pacto verde europeo y de cerrar las puertas a la distribución de menores llegados en pateras.
Mazón ha llegado, en su huida hacia adelante para aferrarse al cargo, a defender los postulados de la formación ultra sobre los actos de pillaje tras las inundaciones relacionándolos con la inmigración. El presidente murciano, López Miras, ha seguido sus pasos sin dudarlo y afirma sin rubor que hace meses que defiende su negativa a acoger menores migrantes. De hecho, ya ha eliminado el programa educativo para alumnos marroquíes. Miguel Tellado, el "duro" portavoz del PP en el Congreso, aplaudió los pactos con VOX, sin ninguna crítica, e instó, a aquellos presidentes de su partido que tuvieran dificultades con sus presupuestos, a seguir la misma línea.
Y la pregunta es: ¿en qué bando juega Feijoo? ¿Cómo no es consciente de que Mazón se lo va a llevar por delante? ¿Por qué un día lo pone en cuestión y al siguiente lo apoya? Después de tantos años en política, es impensable que el dirigente popular no sepa el altísimo coste electoral que tiene el no saber a donde se va y dudar de la ruta elegida y de los compañeros de viaje. El riesgo consiste en que sus votantes crean que, si va a aceptar todas las propuestas de VOX, sea más eficaz dar el voto a Abascal y se llega al mismo sitio. Lo preocupante es que Abascal está cada vez más ultra. Tras "limpiar" el partido de los considerados "tibios" y rodeado de personajes de peligrosos antecedente (como el responsable del sindicato recién creado), ahora es colega del húngaro Orban (amigo de Putin) y exige más y más cesiones al PP.
Mazón, que se crió políticamente a la vera de Zaplana, está acabado, por mucho que en sus comparecencias sin preguntas - no vayan a querer saber los periodistas-, señale a los demás por "lo que hay que tener". En Génova deberían estar preocupados por si, con tanto tener, no se llevará a Feijoo en su caída.