Pasado un año de la constitución de las Corporaciones locales y una vez escuchado y leído el balance del bipartito del PP y Vox, me queda la misma duda que antes: ¿Cuál es su proyecto de ciudad para los próximos 20 años? O, dicho de otra forma, ¿por qué razón querrían ser recordados Cristina Ayala y Fernando Martínez-Acitores? Quienes gobiernan deberían tener respuesta concreta para estas dos preguntas y no una amalgama de proyectos sin coherencia entre sí y, en demasiadas ocasiones, sin mucho sentido en nuestro día a día.

Los Ayuntamientos tienen enorme capacidad transformadora en la vida de los ciudadanos, dado que tienen competencia directa en áreas tan básicas como la movilidad, las dotaciones, los servicios públicos, las zonas verdes o la planificación urbanística. Como burgalesa, me gustaría saber qué aspiración transformadora tienen, al menos, en alguna de esas materias porque, transcurrido un año desde el inicio del mandato, poco hay de nuevo. Hablar de movilidad no puede reducirse a unos kilómetros de carril bici ni a continuos estudios sobre peatonalizaciones que luego no llegan a ejecutarse; por dotaciones no podemos entender unos aparcamientos que surgen con polémica mientras la plaza de España va a tener una tapia de hormigón durante vete tú a saber cuántos años porque no se encuentra solución para el Mercado Norte; de los servicios públicos sabemos que va a haber aumento de impuestos mientras se regala el billete del autobús a quienes ya lo tenían casi gratis; y de las zonas verdes mejor no hablar, porque la sensibilidad de este Ayuntamiento ha quedado retratada con calificativos como «deplorable» para el concurso Burgos Río y la conversión de la Quinta en botellódromo. Y lo peor es que si miras hacia la oposición, el balance es más o menos el mismo. ¿Proyecto de ciudad? No sabe, no contesta.