El ayuntamiento de Aranda tiene 29 vacantes sin cubrir. Esos puestos de trabajo no cubiertos suponen en algunos casos una importante parálisis en los departamentos afectados. Leo también que nuestro ayuntamiento ha perdido cinco millones de euros al estar prescritos los expedientes de recaudación y que no se han reclamado por falta de empleados municipales para hacerlo. Hay cinco plazas de administrativos y una de un economista en el departamento de tesorería que están dotadas presupuestariamente y que son los que se deberían de haber ocupado de recaudar esos dineros. Pero ahí siguen vacantes y en el último pleno la oposición votó en contra de cubrirlas con disculpas hueras y fútiles, por lo que no salieron adelante. Sin embargo, en ese mismo pleno se acordó cubrir el puesto de un viceinterventor.

Me viene a las mientes el caso de la recaudación de los recibos del agua, dos millones de euros que no se pasaron al cobro durante dos años "porque el funcionario encargado de hacerlo se había jubilado", circunstancia-la de su próxima jubilación- que se conocía desde muchos meses atrás. O la de esa fantasmagórica plaza de inspector urbanista que tras más de veinte años de que se comenzara a hablar de ella sigue sin cubrir, o la de técnico de medio ambiente que estuvo muchos lustros vacante, y no por falta de necesidad.

Si a esto le añadimos los más de siete millones de euros que nos costó a los arandinos la horrenda gestión de distintos equipos municipales en el "caso Proincove" y algún que otro caso más en el que el municipio tuvo que indemnizar a particulares a causa de malas actuaciones municipales, nos sale un pico de dinero con el que se podían haber hecho grandes cosas. Eso sí, cada año nos quedan en las arcas municipales unos cuantos millones de euros de excedentes que proceden de compromisos económicos que no se han cumplido.