«La política cambia en cuestión de minutos, ha dejado de ser predecible». Son palabras que la alcaldesa de Burgos pronunció en la sala de prensa del Ayuntamiento cuando compareció el jueves para anunciar que daba marcha atrás en la polémica eliminación de las ayudas a tres oenegés que asisten a inmigrantes en la ciudad. Pero yo añadiría más. La política no pierde ocasión de dejar al descubierto lo lamentable y ciega que puede llegar a ser.
Decía Cristina Ayala que el PP había rectificado por responsabilidad, pero en honor a la verdad hay que matizar que esa responsabilidad la han impuesto los burgaleses. Lo hicieron con la rápida y firme respuesta que dieron en la concentración celebrada en apoyo a Burgos Acoge, Accem y Atalaya, a quienes además desde el primer momento respaldó Cáritas, que ha dado una gran lección de compromiso y valentía. Una valentía que no ha tenido la regidora, que ni siquiera siguió al presidente provincial del PP, Borja Suárez, cuando defendió a su lado la importancia de la población inmigrante y pidió a Vox reflexionar. Más de lo que ningún otro ha hecho en sus filas, al menos públicamente. En cuanto a Vox, no puede sorprender a nadie su exigencia, aunque resulta sonrojante cómo se la han envainado por no poner en riesgo una Vicealcaldía que jamás hubieran soñado con 4 concejales de 27. Sin embargo, lo que más debe preocupar es el paso por el aro de Ayala. Ejemplifica perfectamente por qué la sociedad está cada vez más alejada de los políticos, por qué no les creen, por qué no confían en ellos..., porque son tan conscientes de que lo que manda es permanecer en el sillón.
La alcaldesa sostuvo un día antes de su rectificación que no iba a traicionar la estabilidad de su pacto con la formación de Abascal. Como si fuera mejor opción traicionar, como ha estado a punto de hacer, a tres oenegés que trabajan desde hace décadas por la convivencia y la integración. «Ha salido bien, cuando hay dudas hay que tener la conciencia tranquila». Es lo que le dijo el presidente Fernández Mañueco a Ayala el viernes al encontrarse con ella en INTUR. Puede ser que en el PP tengan ahora la conciencia más tranquila, pero bien no ha salido. Ni a ellos, ni a sus socios.