Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Ahora vamos a hablar como adultos sobre inmigración ¿si?

07/10/2024

"Es ya tiempo para una conversación de adultos sobre inmigración", escribía hace algo más de dos semanas en el Financial Times el columnista John Burn-Murdoch, un artículo que hizo bastante ruido en un Reino Unido crecientemente preocupado por el tema. Me sorprendió el titular de un trabajo concienzudo, aunque aportaba pocas novedades a la ceguera europea ante una cuestión que, como las migraciones, es la que configura la Historia de la humanidad: sí, es hora ya de hablar en serio sobre esto, dejar de pelotearse a los desfavorecidos de la diosa Fortuna que arriban a nuestras costas -los que arriban, claro-o duermen en los aeropuertos a la espera de un visado, una deportación, la aventura de poder entrar e el paraíso consumista o la probable desdicha de tener que regresar. Y de eso es precisamente de lo que se va a hablar esta semana en el Congreso de los Diputados de España, uno de los países de Europa más afectados por el problema. Quizá el mayor problema que nos afecta hoy a los humanos.

Alguien debería preguntarse por qué el socialdemócrata británico Keith Starmer acudió en primer lugar a visitar a la ultraderechista italiana Georgia Meloni para conocer sus recetas 'mágicas' sobre cómo tratar la inmigración y no acudió, por ejemplo, a visitar a su correligionario Pedro Sánchez en busca de las recetas españolas. Tengo una respuesta a esa pregunta: simplemente, porque en España no hay recetas, más allá de la pelea entre PSOE y PP, con los aditamentos nacionalistas que conocemos y que consisten, básicamente, en procurar zafarse del problema de recibir a quienes vienen buscando sobrevivir en tierras más afortunadas que las suyas de nacimiento. No olvidemos que aquí hemos hecho un problema político de primer orden del hecho de recibir o no en determinadas autonomías a una veintena de jóvenes y niños desamparados y desgraciados.

Ahora, este miércoles, tenemos los españoles una espléndida oportunidad de debatir, de alguna manera que no sea el goyesco duelo a garrotazos, sobre la inmigración. Dentro de una década, nos guste o no, casi el 20 por ciento de la población española no habrá nacido en este país. Y no podemos desconocer que las empresas reclaman al Gobierno (y a la oposición, supongo) facilidades para la entrada de miles de trabajadores, del color y la procedencia que sean, para atender puestos que no se pueden cubrir en la agricultura, la hostelería, en no pocos servicios que los nativos no quieren desempeñar.

Recomiendo a los próceres que se van a batir en duelo en el Congreso de los Diputados, arrojándose migrantes como si fuesen piedras para lapidarse, que lean lo que pensadores como Yuval Noah Harari, récord mundial de venta de libros, escriben sobre el combate entre los 'proinmigracionistas' y los 'antiinmigracionistas': "si griegos y alemanes no logran ponerse acuerdo sobre un destino común, y si 500 millones de europeos ricos no son capaces de acoger a unos pocos millones de refugiados pobres, ¿qué posibilidad tiene la humanidad de superar los conflictos de mucha más enjundia que acosan a nuestra civilización global?". Pues sustituya 'griegos' y 'alemanes' por 'populares' y 'socialistas' españoles y comenzaremos a entender qué nos está pasando.

El mundo, Europa, España, no pueden vivir pendientes de unas minorías populistas empeñadas en culpar de todos nuestros males a quienes vienen de fuera, cuando, en realidad, es al revés: los necesitamos, y ese debe ser el punto de partida, no el contrario, para una regulación coherente y generosa. Ignoro cómo irá el debate de este miércoles en el Congreso (me temo que mal, como siempre), pero creo que debemos insistir en recordar el titular de Burn-Murdoch en el FT: ya es hora de que nos pangamos a hablar como adultos de las grandes cuestiones; y la migración, como la vivienda o como la regulación de las nuevas familias (o el techo de déficit, o qué vamos a hacer si gana Trumop, o...), son grandes cuestiones. Por favor, no desperdiciemos, ahora que parece que atisbamos la posibilidad de hablar en serio, la oportunidad de ser un país ejemplar, además de práctico. No más oportunidades perdidas.