Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


La regeneración política empieza por aplicar la ley

01/05/2024

Los cinco días de reflexión con la almohada de Pedro Sánchez y, sobre todo, las explicaciones (¿?) que ha dado para decirnos al final que él sigue y sigue, como el conejo de duracell, al frente de la Presidencia del Gobierno, han dejado un escenario más encrespado si cabe. Coincido con esa necesaria regeneración democrática que defiende, pero no en la forma de afrontar y liderar (dixit) un debate que, ciertamente, tiene varias aristas, empezando por la propia actitud y compromiso de la clase dirigente del país.

Los supuestos motivos humanos y familiares que llevaron al jefe del Ejecutivo a tomar esa inaudita decisión hace ahora una semana han quedado claramente relegados a un segundo plano. Más bien, parece una estrategia para reforzarse ante una esperada contraofensiva abanderada por sospechosos jueces y periodistas y medios de comunicación no afectos. Y es aquí donde se cae la parte emocional de una escenificación sin precedentes, porque, por razón de cargo, a él le compete presentar las líneas maestras del debate regenerativo que plantea.

Erigirse como el adalid único e imprescindible del bienvenido refuerzo democrático no es la mejor fórmula, como tampoco lo es arremeter de manera desbocada contra quienes alientan bulos y la desinformación sin antes mirarse el propio ombligo.

Aclamado de forma vehemente por sus huestes para aliviar una victimización casi enfermiza, como aquel esperpéntico Nerón que terminó incendiando Roma, no rebaja la afrenta que supone en estos tiempos cualquier muestra de autocracia. El 'puto amo' vienen a decir sus más fieles soldados.

Los extremos, tanto a un lado como a otro, son muy peligrosos. Por eso, la mejor vía de regeneración democrática comienza por la correcta aplicación de sus principios fundamentales, como son la división de poderes, el imperio de la ley y la libertad de expresión. Lo demás, como diría Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, son meros fuegos de artificio hasta pasados los comicios europeos.