Carlos Briones Llorente

Entre ciencias y letras

Carlos Briones Llorente


Una ventana a la Amazonia

15/12/2024

En el artículo de hoy vamos a viajar a Sudamérica, porque recientemente he tenido ocasión de participar como ponente invitado en dos eventos científicos celebrados en Colombia, ambos muy interesantes. Uno de ellos ha sido el sexto Congreso Internacional de Astrobiología (VI CIAB), organizado en la ciudad de Neiva por el Instituto de Astrobiología de Colombia (IAC) junto a otras instituciones, entre ellas la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC) y la Red Española de Planetología y Astrobiología (REDESPA, dirigida por el geólogo del CSIC Jesús Martínez Frías). En este foro hemos compartido nuestros resultados varios científicos de Estados Unidos, Puerto Rico, Colombia, Perú, Chile, Paraguay y España, junto a profesores y alumnos de distintos países.

El VI CIAB se ha centrado en la investigación sobre el origen de la vida, al celebrarse este año el centenario de la primera obra científica que abordó este tema, titulada precisamente El origen de la vida y publicada por el bioquímico ruso Alexander I. Oparin en 1924. Así, hemos hablado sobre la geología como factor clave para la habitabilidad planetaria, la transición entre la química y la biología, los orígenes del metabolismo, la evolución biológica y la biodiversidad, los microorganismos que viven en ambientes extremos, la búsqueda de vida extraterrestre, o cómo la filosofía acompaña a las ciencias experimentales en todos estos ámbitos. 

En la última jornada del VI CIAB compartimos una visita al Desierto de la Tatacoa -muy relevante para la investigación en astrobiología, al tener zonas análogas a la superficie del planeta Marte- y al sorprendente Museo Paleontológico de Villavieja.

En cualquier caso, aún me produjo más impresión la primera parte de mi viaje a Colombia, unos días antes del comienzo de este Congreso. En la pequeña ciudad de Leticia, situada en el extremo sur del país, junto al Amazonas y sin acceso por carretera, se celebró el encuentro Saberes sobre el Origen de la Vida, organizado por los profesores Jorge Bueno (Director del IAC) y Hooz Ángela Chaparro (investigadora y docente de la Universidad Nacional de Colombia, UNAL, Sede Amazonia). Además de tener el honor de impartir una conferencia en su precioso campus, rodeado por la selva, participé en una actividad inusual para un científico europeo: un 'conversatorio' entre los avances en la investigación sobre el origen de la vida y los conocimientos ancestrales que las comunidades amazónicas atesoran sobre los seres vivos y su evolución.

Este encuentro estaba abierto tanto a los profesores y alumnos de la UNAL como a las comunidades indígenas que viven en las proximidades de Leticia, en torno a las chagras donde cultivan sus alimentos y comparten saberes ancestrales. Nos reunimos en una maloca: la tradicional construcción de madera con tejado cubierto por hojas de palma entretejidas, donde los habitantes de la Amazonia se reúnen para realizar todo tipo de actividades comunales.

En ese espacio tan sugerente y propicio para el diálogo, rodeados por la inabarcable biodiversidad de la selva, fuimos tomando la palabra Ángela, Jorge y yo mismo, pero también cuatro personas que atesoran una gran sabiduría sobre las comunidades locales: Victoria Laspilla -doctora en Estudios Amazónicos y profesora de antropología de la UNAL-, Elio Miraña -educador cultural e integrante del clan Needaje en la etnia Miraña-, Anitalia Pijachi Kuyuedo -transmisora de los saberes tradicionales del pueblo Okaina-Huitoto- y Abel Santos -líder de las organizaciones del Trapecio Amazónico, profesor de lingüística de la UNAL e integrante de la etnia Magüita-.

Tuvimos ocasión de conversar -entre ciencias y letras- sobre qué es la vida y cómo pudo originarse, las claves de la evolución por selección natural, la relación de los seres humanos con el resto de la naturaleza, o la necesidad de preservar la biodiversidad en todos los entornos del planeta. 

Personalmente, aprendí mucho sobre la cosmovisión que tiene la cultura amazónica, el valor de la tradición oral y los relatos en la transmisión de sus saberes ancestrales, la relación que establecen entre la maternidad y el origen de las primeras formas de vida, el uso de plantas y hongos -medicinales o estimulantes- por las distintas etnias, y el profundo respeto de los indígenas a los demás seres vivos que forman su ecosistema. Además, durante esos días, al caminar por la selva o navegar por el impresionante Amazonas y sus numerosos afluentes, no dejé de recordar al naturalista y explorador que a muchos españoles nos abrió la primera ventana hacia aquel lejano mundo: el burgalés Félix Rodríguez de la Fuente.

La Amazonia me ha enseñado que debemos disfrutar de la vida e intentar comprenderla, pero siempre respetando a las demás personas y también a toda la biodiversidad que nos rodea, de la cual formamos parte como una especie más. Ese es el deseo que comparto con ustedes, queridos lectores, para el año que está a punto de comenzar.