No ocupa cargo en Moncloa ni Ferraz, y no es exactamente un asesor del presidente. Sin embargo, José Luis Rodríguez Zapatero es el mayor influencer del reino, porque se trata nada más y nada menos que del hombre que susurra al oído de Pedro Sánchez. Y Sánchez le hace caso.
Su última operación ha sido enviar a la Corte de Maduro, a Álvaro Albacete, el único diplomático español que se convertirá en embajador sin haber pisado nunca una embajada. Cosa insólita porque ganó la oposición hace una buena docena de años.
Trabajó en el gabinete de Moratinos cuando era ministro, después fue responsable de la Casa Sefarad en Madrid, y de allí a Viena como secretario general de un organismo que se ocupa del diálogo entre religiones. Desde hace unos meses era jefe de gabinete del ministro de Cultura, Urtasun. De Sumar, ya saben. Cuentan de Albacete que en algún momento le indicaron que debía incorporarse como secretario de embajada a un primer destino, pero no le pareció suficientemente atractivo y renunció.
ZP el susurrador y Moratinos han colocado en Caracas a un hombre cómodo para Maduro por los padrinos que le respaldan. Un hombre que, con toda seguridad, hará lo que sea mejor para el presidente venezolano que perdió unas elecciones, pero se niega a dejar el poder. No es previsible que Albacete dé disgustos al gobierno venezolano. Todo lo contrario.
Zapatero y Maduro se deben mucho mutuamente. Entre los últimos de ZP a servicios a Maduro, convencer al ganador de las elecciones, Edmundo González, para que pidiera asilo político en España. Con un poquito de amenaza, haciéndole ver que para su familia que residía en Venezuela podía ser perjudicial que no aceptara irse a España. Se le mandó un Falcon, aunque no parece que le vayan a poner un Falcon para presentarse en Caracas el 10 de enero y le exija a Maduro, como ganador de las elecciones, que le entregue el cetro presidencial.
ZP, a cambio de tantos favores, se ha hecho íntimo de Delcy y en Venezuela lo consideran un hombre poderoso que además está sacando importante beneficio económico por sus trabajos de mediación política. Encima, sus hijas han creado una empresa de comunicación digital que cuenta con importantes clientes en Venezuela, una gran oportunidad tal como está el mercado laboral en España para los jóvenes. Mientras Maduro y los hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, tengan tanto poder en Venezuela, las hermanas Zapatero tienen su futuro asegurado.
Dentro de un mes, los ojos que siguen la siempre convulsa política iberoamericana, estarán clavados en Caracas, a ver qué pasa con Maduro, con su toma de posesión, y si Edmundo González está en condiciones de cumplir su promesa de presentarse allí y reivindicar que es el presidente elegido masivamente por los venezolanos.
Varios dirigentes europeos y americanos se resisten a reconocer a Maduro mientras no presente las actas electorales. En España, Pedro Sánchez, hará lo que le diga Zapatero. Y ya se sabe qué es.