Mar Jimeno

Tribuna Universitaria

Mar Jimeno


‘In Itinere Veritas’

10/04/2024

Continúo disertando en materia de movilidad aprovechando que disfruto yo de la mía y más ahora que parecen haberse dulcificado los iniciales criterios de evaluación por parte de las agencias evaluadoras del profesorado universitario, cuyo anuncio ha sido realizado en días pasados. Ello si bien en modo alguno se ha producido modificación legislativa de aquella normativa que regula los requisitos para el acceso a las distintas figuras de profesorado universitario y así, en concreto, el de movilidad, pudiendo ser esta de distinto carácter, no exclusivamente internacional. 

De este modo se promociona en la actualidad movilidad de todo tipo, nacional e internacional, temporal y permanente, la que deviene además en condición para todos los colectivos de la comunidad universitaria: profesorado, estudiantes al igual que el personal de administración y servicios, que tampoco se libra de esta letanía que impregna la actual regulación académica. Parece así que se crea una suerte de especie universitaria in itinere que pudiera recordar a la antaño universidad medieval de los siglos XI-XII, donde los estudiantes seguían al maestro formando escuelas por doquier. No obstante, en este caso (o en la mayor parte de ellos) bajo el concepto de movilidad internacional, siquiera para el profesorado, se entiende que es el/la investigador/a quien de forma aislada se 'mueve' a otras universidades o centros de investigación, preferentemente extranjeros y de prestigio, con suerte bajo financiación pública/privada. 

La nueva legislación universitaria ensalza las virtudes de esta movilidad; así, como se afirma textualmente en su Preámbulo, la movilidad internacional de personas y talento está ocasionando una interrelación cultural que revaloriza la diversidad y abre nuevas perspectivas a la creatividad. Ítem más; el articulado de la misma ley configura a dicha movilidad como un 'derecho', en sintonía con lo establecido en la Ley de la Ciencia, ahora también de frecuente mención en aras de la difusión de la investigación desarrollada en universidades y centros de investigación en modalidad 'abierta' (open access en conjunción con la open mind a la que me refería en anterior Tribuna). 

De este modo, decía Heráclito, «todo fluye» (phanta rhei ) mientras que Galileo, aun abjurando de su teoría heliocéntrica ante la Santa Inquisición, pronunciaba eppur ssi muove respecto de la tierra. La vida es así, constante movimiento, y la universidad no puede permanecer al margen de esta realidad. Por otra parte, la investigación requiere en gran medida serenidad, tranquilidad y paz de espíritu que a menudo sólo se encuentra lejos del alma mater. Por ello bienvenido sea este tiempo de reflexión en el exterior a modo de impasse en el periplo universitario del día a día. 

Puedo decir bajo mi experiencia que además la movilidad internacional es una 'cura de humildad', pues uno/a sale de su zona de confort y su hábitat natural para enfrentarse a un país en muchos casos desconocido o donde al menos se es nuevo residente, así como a una comunidad universitaria ajena y, sin embargo, de ordinario acogedora. En la línea ya expresada con anterioridad, debiera ser esta movilidad internacional un imperativo del currículum académico, más aún en aquellas universidades como la de nuestra ciudad, cuyo lema propugna e invita precisamente al movimiento. In itinere veritas

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