Tras los primeros días como presidenta de la Asociación de Empresarios de Comercios y Actividades Afines (Aceaa), Sonia Araico reconoce que hay gente que le ha preguntado «si estoy loca». No lo está. Tiene ganas de dar vida a su ciudad. Hace trece años montó Yamamay y ya hubo quien intentó que reflexionara, porque en 2010 «la crisis golpeaba duro», recuerda, con la mirada puesta en los retos que tiene por delante.
¿Cómo fue la elección?
Se comunicó a los 77 socios, pero acudieron once. Ahora Olga, la otra candidata, será vicepresidenta segunda, porque todo aquel que quiera ayudar es bienvenido.
El hecho de que participaran pocos socios, ¿muestra un problema?
Al final hay que tener en cuenta que somos así, que mientras te den las cosas hechas vale todo. Además, hay que tener en cuenta lo que hemos pasado, porque la pandemia ha hecho daño y la gente está desilusionada con la situación general.
¿El reto es cambiar esa dinámica?
Eso es. Hay mucho trabajo hecho aunque no se haya valorado. Siempre se han hecho cosas, pero hay que dar una vuelta más, para que la gente participe.
Lo primero que hay por delante son los bonos al consumo...
Sí. Será como en otras ocasiones con los bonos de diez y treinta euros. Hay 3.000 euros más de subvención y en circulación se pondrán unos 160.000 euros, que está bien. Queremos que empiece el 10 de abril y terminará el 31 de mayo.
¿Hay miedo al momento en el que desaparezca esta subvención?
Pues sí, porque esta campaña de bonos puede ser la última, pero vamos a ir poco a poco, porque en otras ciudades llevan más ediciones. Hay que reactivar esto como sea.
¿Cómo se hace eso?
Hay que buscar ideas, pero tenemos una capacidad limitada. El primer objetivo es que haya ilusión y unión, que es lo importante.
La Cámara de Comercio también ha puesto en marcha iniciativas para impulsar la actividad, ¿puede haber relación entre los colectivos?
Somos entidades independientes pero tenemos el mismo fin. La idea es ir un poco de la mano, porque todo lo que sea fomentar el consumo en Miranda está bien.
Para aumentar el número de socios, ¿la renovación en los cargos de la asociación puede ayudar?
Hay que entender que son momentos complicados y hemos bajado la cuota a 60 euros al trimestre. Aún así, hay cosas que no se ven y que cuestan dinero, por lo que si no hay un aumento de socios resultará complicado hacer más.
Al dejar el cargo, Fernando Zatón avanzó que la nueva junta tendría que hacer cambios internos...
Sí. Hay dos partes, la cuota de socio y luego se da un servicio de gestión del día a día del negocio con gestión de nóminas y ese tipo de cosas. Ahí tenemos que decidir y ajustar nuestro presupuesto para externalizar algunas partes.
¿Qué visión tiene sobre el comercio en Miranda?
Hay que aguantar, profesionalizarnos y tenemos que tener en cuenta que la atención es súper importante. Es nuestro medio de vida. Tenemos muy buen comercio y al final la gente de fuera te lo dice y debemos ponerlo en valor. Hemos tenido muchos años a la baja y ahora costará, pero podemos remontar.
El Ayuntamiento completa una renovación de calles céntricas, ¿ayuda el cambio de imagen?
Las obras en un inicio no le gustan a nadie, pero son necesarios y Miranda en ciertos aspectos está un poco dejadita, pero con estos arreglos ganamos calles más amplías y luminosas. De todas formas, hay que tener en cuenta que no todo es el centro y que hay más cosas por hacer.
¿Se está concentrando todo el comercio en el centro?
Parece que se está quedando todo en un par de calles y dos manzanas. Eso también puede ser bueno.
De los retos pendientes, ¿cuál es el que le gustaría conseguir?
Todos los que se puedan. Es complicado y difícil porque tenemos muchos frentes, pero primero tengo que posicionarme, ver bien dónde estamos y luego ya veremos. Al final resolver la parte interna nos va a beneficiar para ganar visibilidad y conseguir más socios.
¿Cuesta llegar a los nuevos comercios?
A mí también me pasó. Cuando abrí tenía un montón de gastos, muchas cosas en la cabeza y te concentras en salvar el día a día, pero hay que entender que es importante estar unidos para conseguir cualquier reivindicación.