Castilla y León reúne la principal concentración de proveedores de primer nivel (Tier-1) de la industria aeroespacial de España, un sector altamente innovador que en Burgos ha cobrado un creciente protagonismo en los últimos años, liderado por el Grupo Aciturri. Prueba de ello son los 11,3 millones de euros que empresas locales han invertido desde 2016 en desarrollos de I+D vinculados a este ámbito y que han contado con 5,2 millones de euros de ayuda por parte de la Junta. Estos 13 proyectos, en concreto, son una pequeña parte de lo que está en marcha y del enorme potencial que atesora una industria que mira a las oportunidades que le brinda el espacio y los 4.500 millones de euros en ayudas que la Unión Europea destinará para su desarrollo.
Son iniciativas de todo tipo, impulsadas por los grandes nombres de la industria local, como los grupos Aciturri o Nicolás Correa; por instituciones de investigación, como el Centro Tecnológico de Miranda de Ebro; o por los nuevos planteamientos de emprendedores, como el que desarrolla la firma B2 Space Launch Systems en el CEEI de Villafría.
Entre los proyectos apoyados se incluyen desde el desarrollo de máquina herramienta específica para la construcción de partes de las aeronaves, nuevas tecnologías de soldadura, mecanizados avanzados para los motores, investigación en las prestaciones y durabilidad de las componentes, hasta las nuevas técnicas para el lanzamiento de microsatélites a bajo coste.
Burgos aglutina el 20% de la inversión de esta industria en Castilla y León, que desde 2016 suma 55,2 millones de euros repartidos entre un total de 42 proyectos apoyados por la Junta. La mayor parte de ellos son impulsados por empresas como Indra, Telefónica, Altran, Capgemini, Deimos, Safran, GMV, Inmapa, entre otras, además de las burgalesas mencionadas.
La industria aeroespacial da empleo a más de 2.150 trabajadores directos e indirectos en Castilla y León. Son profesionales muy cualificados, el 70% de ellos titulados universitarios y que desarrollan tareas de una alta especialización tecnológica.
Asimismo, este sector se sirve de la red regional de universidades y de centros de investigación de referencia nacional como el INTA o el Incibe, e infraestructuras científicas y técnicas singulares -como el Centro de Láseres Pulsados de Salamanca o el Centro de Supercomputación de León- y centros tecnológicos con gran especialización industrial y aeronáutica como Cidaut y CTME, entre otros.
Fresadoras. Nicolás Correa, por su parte, mantiene activas dos iniciativas de I+D+i iniciadas en 2019 y vinculadas con aplicaciones para el sector aeroespacial, es decir, máquina herramienta enfocada a dar soluciones para la fabricación de componentes aeroespaciales. Es lo mismo que el grupo industrial oferta para la fabricación en el sector eólico, el naval o el de defensa...
«Son máquinas que trabajan materiales muy ligeros o muy resistentes o ambas cosas. Necesitan características de herramienta muy personalizadas como, por ejemplo, más revoluciones o capacidades para gestionar un mayor volumen de viruta», explica Javier Hernando, director de I+D de Nicolás Correa, quien añade que el apoyo de las ayudas públicas regionales es «muy importante» para avanzar en estos campos.
Las fresadoras burgalesas participan, por ejemplo, en la construcción de las costillas de las alas de los aviones, en la estructura de los fuselajes y alas, así como en partes de los trenes de aterrizaje, entre otras muchas aplicaciones.
Sus clientes son proveedores Tier-1 y Tier-2 de los grandes constructores de aviones ubicados en España (en Castilla y León), en Francia, en Estados Unidos y también en Asia. «En todos los mercados en los que estamos presentes tenemos algún cliente que trabaja para el sector aeroespacial», subrayan.
Implementación industrial. El referente en este sector -a nivel nacional e internacional- es el Grupo Aciturri, inmerso en una veintena de proyectos de innovación, de los que tres han contado con el apoyo económico de la Junta de Castilla y León en los últimos años.
En el proyecto europeo Daamas, dedicado a la investigación de la implementación industrial de la tecnología WAAM (Wire Arc Additive Manufacturing), Aciturri Aeroengines trabaja en tecnologías de soldadura y en su aplicación a aleaciones de titanio y aluminio y superaleaciones de níquel.
El proyecto POLE, explican desde la industria mirandesa, prevé una inversión de 2 millones de euros y se centra en el segmento motor de avión: el ámbito de mecanizado avanzado, tecnologías de superficiales y automatización de procesos; y productos obtenidos por fabricación aditiva, evaluando diferentes tecnologías por tipo de producto.
Un tercer proyecto, el Compcoat, se centra en la mejora de las funcionalidades de los materiales compuestos mediante el uso de recubrimientos. El objetivo es mejorar las prestaciones y durabilidad de los componentes existentes, así como la creación de nuevas soluciones. «El proyecto finaliza en diciembre y nuestra participación se focaliza en la investigación de recubrimientos que aumenten la resistencia térmica y al desgaste y erosión de los materiales compuestos. Además, abordará aspectos como la conductividad eléctrica y la emisión/absorción de radiación».