«Confío en el futuro de Miranda. Su industria sigue arriba»

ARSENIO BESGA
-

ENTREVISTA | El presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Miranda, Fernando Escobillas, afronta su cuarto mandato convencido de que, aunque la entidad lo ha pasado «mal», ya está «asentada» y su sucesor lo tendrá «mucho más fácil»

Fernando Escobillas, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Miranda.

Fernando Escobillas vuelve a presidir la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Miranda por cuarta vez consecutiva. Asegura que la entidad, aunque lo ha pasado «muy mal» durante algún tiempo, ya está «asentada» y cree que sus sucesores lo tendrán «mucho más fácil». Sobre la ciudad del Ebro y sus empresas, mira al futuro con optimismo. Comenta que tiene «confianza», porque el tejido productivo del municipio «ha estado arriba y aún lo está».

¿Qué sensaciones tiene tras su reelección en el cargo?
Ni me he enterado, por diversas circunstancias. Pero, en definitiva, es seguir. No podía haber relaciones que fueran diferentes. Hay que contar con gente joven, pero no me gusta incluir a quienes no se juegan nada. Yo quiero al mirandés, pero a ese perfil hay que ayudarle si ha estado fuera y debía continuar, por la experiencia.

Es su cuarto mandato. ¿Habrá quinto o trabaja en una transición?
En mi casa hubo una mejora de situación, cuando dejé de estar tras ocho años en Castilla y León. Ahora mismo, por mi casa y por mí, si no es por las circunstancias, no me hubiera presentado. ¿Por qué también? Porque durante un tiempo aquí lo hemos pasado muy mal, pero ahora lo tenemos ya económicamente solventado y esto funciona. Entonces, eso te anima un poco a que la nueva gente siga aquel proyecto tan bonito que hicimos pero que, económicamente, cayó al perder el cupo cameral. Hemos pasado una situación difícil en una Cámara modesta como la de Miranda y hemos hecho una inversión para el comercio, industria y las empresas mirandesas o de donde fueran, porque atendemos a cualquiera. Da igual la Cámara de Comercio de Guadalajara o de la Asturias. Miranda está en una zona particular, por lo que su industria es totalmente distinta. Después, hemos sufrido unos años de escasez de terreno y eso ha hecho que algunos hayan debido ir a Álava, que es lo más cercano y la mejor oferta económica de suelo. Desde una Cámara de esta modestia atendemos a muchas empresas que son mirandesas, pero tributan en Álava. 
Crear un vivero de empresas como el nuestro no lo han hecho ni otras cámaras más grandes. Hemos tenido que luchar para salir del hoyo y, ahora, estamos fuera, estamos liberados. Ahora, los que vienen van a tener que seguir trabajando, y mucho, pero por lo menos lo tienen asentado y mucho más fácil.

Una vez estabilizada, ¿qué objetivos y retos encara la Cámara?
La Cámara es un vivero, por lo que los objetivos son nuevos cada año. Una de las ilusiones de la Cámara en Miranda, por el tipo de industria, es la exportación. Tenemos empresas capacidad para exportar y ahí tenemos que trabajar mucho, se va a seguir trabajando.

Han quedado un par de vacantes en el vivero. ¿Cuál es su situación?
Quedaron libres dos oficinas, pero ya tenemos gente interesada, hay proyectos nuevos. Siempre tenemos gente esperando, afortunadamente. Falta ver si se deciden. Por tanto, estamos un poco esperando y un poco también seleccionando, porque a la Cámara le gusta contar con empresas prestigiosas y, sobre todo, que tengan continuidad.

También ayudan al comercio tradicional de la ciudad. ¿Cómo está sobrellevando la nueva crisis?
Lo está sobrellevando como, en términos generales, el resto del país, con muchos problemas de subsistencia y de continuidad. Y digo de continuidad porque la persiana que baja, al jubilarse alguien, ya no sube, no hay ningún hijo que continúe. Se están perdiendo muchos comercios.

«Hemos tenido que luchar para salir del hoyo»

El nuevo decreto energético afecta  a esos modelos de negocio. ¿Está preparado el comercio de Miranda para tantos cambios?
Poco a poco. Justo ha salido una noticia de la Junta de Castilla y León, que van a crear unas ayudas para la adaptación. Desde la Cámara se ha elaborado un cartel, porque a partir de septiembre todos los establecimientos tienen que exhibir un cartel con las medidas. Como siempre, estamos intentando ayudar a las empresas de la ciudad y hemos elaborado un cartel que fuera común. Además, lo saben, nos van a tener aquí para lo que podamos ayudar.

Además se ha planteado una nueva subida del salario mínimo. ¿El tejido económico puede asumirlo?
Es un reto que no me lo creo demasiado, porque sube un 2% y la vida un 8,9%. No se puede hacer humo de donde no hay fuego.

En 2021 anticipaba cierta recuperación para el presente año. ¿En qué han quedado esas expectativas?
En todo el mundo estamos en un momento débil y cualquier circunstancia nos retrasa los planes o nos los hace cambiar. ¿Quién podía pensar que el tema de Ucrania iba a afectar tanto a toda Europa y el mundo? Aquellos planes dónde pueden ir, si la energía se ha multiplicado por dos, las exportaciones han bajado porque no se pueden atender al faltar algunos productos y servicios. Entonces, hasta que eso se asiente, ha sido un bandazo importante. Pero es en general. Lo que nos afecta es lo nuestro y vamos a intentar arreglarlo lo mejor que podamos, pero vamos a vivir estas circunstancias, las superaremos y vendrán otras. 

En la ciudad hay empresas, como Aciturri, que están en proceso de retomar las cifras previas a la pandemia. ¿Es el ejemplo a seguir?
Esa es una industria mirandesa y es una industria que funcionará. Le costará más o menos, pero lo hará. El problema, en otros casos, ha venido en proyectos llegados desde fuera, que han recibido alguna subvención, y después han dejado a las personas en la calle. Por eso lo decía antes sobre la Cámara, en Miranda necesitamos a la gente que se juega lo suyo, no solo su dinero, sino su prestigio y el cariño que deposita en lo que monta y dónde lo monta. Porque Aciturri, o muchas de las empresas de Miranda, posiblemente les dé igual estar aquí o en Salvatierra. Por ejemplo, mi empresa en Castilla y León factura el 4% del total, pero está en Miranda porque es mirandesa. La ciudad está en una zona buena, de ahí que se esté apoyando la economía en la logística. El resto de empresas tienen que subsistir con las empresas del norte, Miranda funciona con el norte. Somos castellanos y lo defendemos, pero dependemos del norte. Entonces, el hecho de que grandes empresas estén en Miranda es para hacerles un monumento.

También hay proyectos que se están materializando, como Aldi. ¿Percibe ese impulso?
Sí, pero tenemos que ser conscientes de lo que nos llega. Algunas empresas aportan mano de obra con una retribución menor a la que tenían otras que se nos han ido. Ahí tenemos un reto muy importante, porque va a haber muchas dificultades en Miranda y en zonas similares para profesionales de un perfil más técnico. Aquí no se están generando ese tipo de puestos, como sí ocurre en Vitoria, Burgos o Logroño.

«Tenemos capacidad para exportar y ahí tenemos que trabajar mucho»

¿La ciudad no recuperará su fortaleza industrial?
Miranda ha tenido una capacidad fuerte y también un magisterio industrial. Me da pena que se esté perdiendo. Hay personas que se jubilan y otros muchos tienen que salir de aquí para buscarse la vida, porque fuera están pagados con relación a su profesionalidad. Esa gente ha desaparecido de Miranda y lo que llega es logística, que se cubre con perfiles diferentes y salarios más bajos. Eso no es futuro.
Hay excepciones, como el perfil que está trayendo Logirail. En ese caso, solo me da un poco de pena que cuando tenga más fuerza desde Valladolid se termine absorbiendo. Valladolid ha absorbido el 90% de los talleres de Renfe de Miranda, que eran muy importantes. Aunque ahora con la FP del instituto Río Ebro es importante, porque así esa gente se podrá situar aquí. Si se forman aquí, pueden echar raíces aquí. 

En cualquier caso, parece que el suelo industrial se está ocupando. ¿Hace falta más terreno, por ejemplo, con el proyecto de El Bullón?
No me gusta hablar de ello, porque creo que antes deberíamos ocupar lo que tenemos, que es muy difícil.

Ha habido cierres importantes, como Montefibre. ¿Cómo valora la gestión que se hizo?
Fatal. Empezando por las autoridades, fatal. Se han dado unos créditos impresionantes a fondo perdido y no han mantenido empresas de aquí. Si se hubiera apostado por las empresas de aquí y hubieran tenido financiación a largo plazo, también la administración habría ingresado más dinero. No ha habido visión.

¿La administración ofrece suficientes facilidades a comercios y empresas para proyectos en Miranda?
Yo siempre me he opuesto al dinero a fondo perdido. La verdadera ayuda para las empresas, como entendemos en la Cámara, es para salir al exterior, para ir a eventos, para establecer contactos. A las empresas, quizá, pueden darse otras ayudas, pero no dinero a fondo perdido. Cuando se ha dado, no ha funcionado. 
Solo hace falta ver el polígono de Ircio, que tiene mucho suelo sin vender. Pero la verdad es que, con la situación que existe, es muy difícil vender el suelo y generar empresas. Pero todavía tenemos la oportunidad de que lleguen empresas y ayudarlas, no económicamente, sino cogiéndolas de la mano. 

La industria tradicional también se está modernizando por su cuenta. ¿Está ahí la clave para subsistir?
Sí, se ha ido regenerando, pero hay que tener en cuenta a qué precio. Si en una empresa familiar, el abuelo tenía 80 operarios, ahora tienen 15. A esos negocios hay que ayudarlos a resurgir, aunque las circunstancias son muy difíciles.

«Necesitamos a la gente que se juega lo suyo, no solo su dinero, sino su prestigio»

¿Miranda tiene más difícil competir con su entorno al estar tan cerca del País Vasco?
No lo creo, no es más difícil, nos ayuda. Yo lo veo así.

¿En qué sentido ayuda?
Nos ayuda en que nuestra capacidad sea más abierta, en que se colabora en conjunto entre las empresas. Hay muchas empresas que colaboran con las del País Vasco, o sea que nos ayuda estar tan cerca. Estar junto a alguien que tiene potencial y que es grande, siempre ayuda. En algún caso determinado nos ha perjudicado un poquito, pero en la suma general nos ayuda. Miranda es lo que es porque está la cultura del País Vasco, de La Rioja y de Castilla, y eso no lo tiene cualquiera. Aquí conviven culturas, eso siempre ayuda, es enriquecedor.

¿Qué futuro le augura a la ciudad?
Tengo confianza en el futuro de Miranda, en sus empresas y en quienes ponen su dinero, en quienes saben esperar. Como en la caza, en el 90%  hay que esperar. Este tipo de empresas de la ciudad está comprobado que han sabido esperar. Ha habido coyunturas mejores y peores, pero siempre ha estado bastante bien. Las empresas en Miranda han funcionado. Las cosas están mal, pero no han funcionado peor que en el resto de España, diría que incluso mejor, porque tiene una situación fabulosa. Estando arriba se ve mucho mejor que estando abajo. Miranda tiene a las empresas que han estado arriba, entonces, la visión es mejor que la de quienes están en el hoyo. El que está abajo ve menos, la amplitud arriba es impresionante. La industria de Miranda es de las que ha estado arriba y aún lo está, con mayor o menor número, pero está arriba. Miranda dentro de Castilla y León está en mejor posición que muchas otras zonas.

¿Cómo serán los próximos años de la Cámara?
Es un ejemplo de las Cámaras de Castilla y León, una Cámara comarcal, que atiende a un porcentaje muy alto del País Vasco y que está dando ejemplos de cómo se tiene que funcionar, es importante. Económicamente lo hemos pasado muy mal, pero hemos tenido una gente fabulosa en la Cámara y hemos incluido a otra que también lo es. Están muy implicados en la Cámara, que es lo importante. Es el espíritu que debe continuar. Ahora estamos nosotros, dentro de cuatro años estarán otros, pero la gente de la Cámara seguirá estando aquí. Pasa como con las empresas, funciona cuando hay buena gente. Las cosas no funcionan si hay desánimo. 

«En algún caso  ha perjudicado un poquito estar cerca del País Vasco, pero en la suma general nos ayuda»