La batalla por la explotación del litio podría llegar a Castilla y León. Y es que investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) indican la existencia de posibles reservas de este metal alcalino en el oeste de las provincias de Zamora y Salamanca. Este hecho da simplemente la razón a las bases de datos que establecían que La Raya con Portugal eran un vergel de minerales críticos, como se está viendo en Cáceres, con dos yacimientos que han generado polémica pero que estarían a las puertas de obtener las licencias.
Ahora, la Comisión Europea ha declarado este tipo de productos como materia prima estratégica ante la fuerte demanda interior, dado que es clave, entre otros usos, para la fabricación de baterías para coches eléctricos. Con reservas de este tipo en su territorio, se contribuiría a reducir la dependencia que la UE posee de países como Australia y Chile. El paso dado por Bruselas se sostiene en que establece dos parámetros: para qué se utiliza el elemento en concreto y el riesgo en el suministro de los países que lo producen. Por ello, y con el fin de bajar esa dependencia, la UE financia proyectos para conocer dónde se encuentran estos productos tan demandados.
De ahí que la investigadora del IGME Susana Timón encabeza proyectos y estudios sobre los recursos «potenciales» de metales estratégicos en España. La salmantina señala, en declaraciones a Ical, que en la Península Ibérica el litio es uno de los metales que «se podrían extraer, porque es verdad que hay», pero algo diferente «es que haya empresas que lo puedan explotar», pues este instituto, dependiente del Gobierno, únicamente realiza análisis para comprobar la existencia en el país.
Timón apunta hacia 16 zonas susceptibles de albergar litio en España, si bien las más importantes están en Galicia, Extremadura, además de Salamanca y Zamora. En esta última, en el área de Muga de Sayago, donde «hay contenidos en litio que pueden ser interesantes», mientras que en la provincia charra habría que centrarse en Valderrodrigo y Vitigudino, en Aldehuela de la Bóveda, Castillejo de Dos Casas y en La Fregeneda, donde se explotó hasta 2011 la última mina de litio en España.
A día de hoy, el litio se demanda para baterías de coches eléctricos; el tántalo, para aparatos electrónicos de dimensiones reducidas; y el niobio, para fabricación de superaleaciones. Con la explotación responsable de este tipo de reservas, añade, «se podría disminuir la dependencia de Europa de productos tan demandados, motivo por el que, al menos en parte, son críticos».